La ausencia del pensamiento crítico, con contadas excepciones, constituye uno de los principales déficits de la sociedad dominicana, dando esto espacio a la hipocresía, la deshonestidad intelectual y la irresponsabilidad en el accionar del país.
En el contexto anterior, me animo a escribir estas líneas a partir de la “decisión” de la Comisión de Disciplina y Etica de la Liga de Beisbol Profesional de la República Dominicana (LIDOM) de sancionar con una multa de RD$50,000 y una excusa pública al jugador de las Aguilas Cibaeñas, Juan Carlos Pérez, en virtud de la crítica que hizo, en su cuenta de twitter; a los árbitros y al método de repeticiones de jugadas que se implementa en el torneo de este año. El comentario se produjo el pasado lunes 5 de este mes.
“Que bien están siendo manipuladas las repeticiones de la LIDOM, pena y vergüenza con nuestros ampayitas de liga de verano”, publicó Pérez, uno de los jugadores que más se entrega dentro de los que participan en cada temporada de la pelota dominicana.
En una primera lectura, la medida pasaría la prueba, sin lugar a dudas; incluso, podría considerarse de hasta responsable.
Sin embargo, la cuestión es que la Comisión de Disciplina y de Etica no tuvo ese nivel de coraje ante el atentado al pudor de la sociedad dominicana que representan las exhibiciones inmorales de las chicas de cuatro de los seis equipos que “bailan” en los estadios.
En el caso de las “bailarinas”, el referido estamento no sancionó a nadie y se limitó a llamar a que se moderen las maneras eróticas de los bailes en los estadios Quisqueya, de Santo Domingo; Cibao, Santiago; y Tetelo Vargas, de San Pedro de Macorís.
Los Gigantes, de San Francisco de Macorís, ni los Toros, de La Romana, han contratado a las “bailarinas”, algunas de ellas extranjeras.
Aún persiste en el recuerdo de muchos de los que seguimos el beisbol profesional el “destierro”, hace ya algunos años, del narrador Fernando Holguín (Rubio Blondie), tras la decisión de la LIDOM de expulsarlo de por vida de la narración.
En esa ocasión, este profesional de la locución dijo simplezas frente a pronunciamientos de otros narradores y comentaristas, sin que pasara nada en contra de ellos, pero desafortunadamente para la sociedad dominicana, éstos, contrario a Holguín, gozan de “prestancia social”.
La sociedad dominicana debe cambiar, y pienso que en contexto de transformaciones, a la LIDOM, dado el gran significado que tiene el beisbol para los dominicanos; le toca su turno. Requerimos de una sociedad con menos hipocresía.