La Historia –así, empezando con mayúscula– escribió los nombres en letras de oro de Enrique Jiménez Moya, Delio Gómez Ochoa, Pablito Mirabal, Alfredo Almonte Pacheco, Poncio Pou Saleta, Mayobanex Vargas, Francisco Medardo Germán, José Horacio Rodríguez y José Antonio Campos Navarro, que encabezaban la expedición de 211 dominicanos, 20 cubanos, 13 venezolanos, 9 puertorriqueños, tres norteamericanos, tres españoles, un guatemalteco y un nicaragüense.
Se trata de un conjunto de hombres que debemos honrar, no por sus nombres, sino por la dimensión de la hazaña que emprendieron para derrocar al régimen dictatorial de Rafael Leonidas Trujillo Molina, quien por 31 años se mantuvo en el poder bajo estricto control, segando vidas y manteniendo en oscuras celdas a todo aquel que, en su momento, se declarara opositor al régimen. Muchos fueron masacrados por órdenes de Trujillo, y otros no tuvieron más alternativa que la puerta del exilio.
El proceso democrático que transita República Dominicana en el presente debe mucho a estos hombres; al precio que se pagó, a los sacrificios familiares y a la elección acertada que hicieron en el momento oportuno.
Una parte de nuestra democracia está en deuda, pero se trata de una deuda patriótica que solo se podrá pagar, cada día, con el agradecimiento eterno.
!Gloria y honra perpetua a todos los mártires del 14 de junio de 1959!
