Santo Domingo.-Educar a los hijos es, sin duda, una tarea compleja, pero a la vez de suma importancia, puesto que de ello dependerá su personalidad futura y la forma en que enfrenten el mundo.

En este sentido, el diálogo no es sólo una alternativa al castigo, sino la mejor forma de inculcar la confianza, la seguridad y la responsabilidad necesaria en un niño.

De acuerdo a la educadora María Mancebo, aprender qué es lo que se puede y qué es lo que no se puede o debe hacer es algo que todos hemos interiorizado de una u otra manera.

Uno de los recursos más utilizados es la pareja premio-castigo, donde se premia al niño cuando hace algo bien y se le castiga cuando hace algo mal.

Dijo que a pesar de parecer un método muy eficaz a corto plazo, para muchos expertos se revela peligroso a la hora de educar personas seguras y responsables, puesto que el niño aprende a no repetir la acción en el futuro por el miedo a ser castigado o, por el contrario, lo hace porque recibirá algo a cambio.

Mancebo, quien es escritora de literatura infantil y dirige el Centro Educativo Mundo Infantil explicó que, en ambos casos, o se sigue sin saber por qué determinada acción está mal o se resta valor al sentido de lo que se hace, puesto que lo importante es rehuir el castigo o recibir el premio según el caso.

No existe, una fórmula mágica para educarlos, sino que cada padre tendrá que hacerse con sus propias estrategias a partir de su experiencia y de los valores que pretende inculcar, sin olvidar nunca la propia personalidad del niño.