"Hay un país en el mundo" que la está pasando muy mal

«Hay un país en el mundo» que la está pasando muy mal

«Hay un país en el mundo» que la está pasando muy mal

Por Ramón Collado *

El maestro Pedro Mir destacó con su pluma la República Dominicana (RD), exaltando en sentido figurado su envidiable ubicación geográfica entre otros rasgos positivos y negativos,  «Hay un país en el mundo colocado en el mismo trayecto del sol«. En la actualidad, sin embargo, es prudente puntualizar otras características que destacan en dicho país.

El gobierno actual ha llevado a la República Dominicana a ocupar un lugar mundialmente vergonzoso en el Índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional del año 2017. En esta prestigiosa medición, RD se sitúa en el lugar 135 entre 178 países, en donde el país menos corrupto se ubica en el lugar 1 y el más corrupto en el lugar 178. El Gobierno Dominicano fue calificado como altamente corrupto con una puntuación de 29 sobre 100.

Al ser de conocimiento global que la República Dominicana es actualmente dirigida por un gobierno identificado como altamente corrupto, es relevante señalar que el pago del servicio de la deuda pública de RD en el primer cuatrimestre del 2018 representó el 50% de los impuestos pagados por los contribuyentes (es decir que la mitad de lo que se recauda es para pagar deudas).

A esto se suma la deplorable manera en que se desempeñan los ministerios encargados de propulsar las políticas estatales de desarrollo positivo y/o productivo que pudiesen mejorar la situación general del país—e.g. Ministerio de Educación, Obras Públicas, Turismo, Salud Pública, Relaciones Exteriores…estos, en su mayoría, son administrados como empresas privadas para pagar favores políticos, nombrar familiares, amigos y queridas, mantener nominillas de «compañeritos» de partido, promocionar aspiraciones políticas personales y de familiares, entre otras barbaridades.

Si excavamos más profundo y nos enfocamos en lo que acontece en la mayoría de los ayuntamientos del país, aprendemos que, sin importar el partido político que los dirija, estos son pequeñas universidades de «corrupción» en las cuales muchos funcionarios públicos perfeccionan sus capacidades cognitivas en aras de sustraer los fondos públicos. Cabe destacar que un regidor que asiste a su ayuntamiento un par de horas dos o tres días a la semana, en ocasiones devenga salarios hasta 20 veces más cuantiosos que los de un guardia fronterizo encargado de proteger la soberanía nacional, ¿Tiene esta injusticia social algo que ver con la masiva inmigración ilegal y el tráfico de armas, ajo, cocaína, mariguana, bebidas alcohólicas, entre otras “caballaitas” que atraviesan clandestinamente la frontera domínico-haitiana? Saquen sus conclusiones.

Sin desglosar algunos de los rampantes casos de corrupción perpetrados bajos los gobiernos del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), como Tucanos, Odebrecht, OMSA, OPRET, OISOE y CEA, y solo enfocándonos en el crimen organizado, la delincuencia común, el sicariato, ignorar las injusticias sociales cometidas por las aseguradoras de riesgos de salud, los atracos a pequeños y grandes negocios y al ciudadano común, y los linchamientos públicos a falta de credibilidad en la justicia, notaremos que el menú de diabluras que se ha establecido y/o incrementado bajo los gobiernos del PLD es espeluznante.

La putrefacción judicial es grave. La justicia dominicana emerge como organismo desacreditado que exhibe desprecio por el pobre que hurta ‘siete libras de yuca’ y aprecio por el funcionario corrupto, el diputado sobornado, el ente sobornador de funcionarios, el senador que no puede justificar su fortuna y que se desplaza por las calles de Santo Domingo en un Rolls Royce, y el periodista que subasta su voz y se asocia al conglomerado corrupto de la República Dominicana.

El PLD controla los medios de comunicación dominicanos. Estos, en su gran mayoría, están estratégicamente manipulados por el gobierno, el cual les inyecta miles de millones de pesos al año en propaganda politiquera para poner una mordaza a comunicadores corruptos. En adición a esto, RD tampoco cuenta con una oposición política férrea que defienda los intereses del colectivo.

En esta coyuntura en que se encuentra la República Dominicana, ahogada en un estercolero de corrupción e impunidad, la única salida que le queda al dominicano es congregarse frente al Palacio Nacional a reclamarle pacíficamente a su gobierno que le devuelva su país, antes de que este colapse por completo y se convierta en la próxima Venezuela.



El Día

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