La anarquía ha sido históricamente uno de los métodos más empleados, incluso por los gobiernos, para sacar provecho de situaciones donde prima el desconcierto y la confusión.
Reitero que no es nada nuevo, porque los griegos fueron los que más echaron manos de la anarquía para sacar provecho.
Desde entonces, los políticos, principalmente, se han aprovechado y se podría decir que la “institucionalizaron”, dado que son los más beneficiados del desconcierto, la confusión y el caos que se origina en las sociedades.
Grandes sacrificios se han ido a pique por debilidad o por falta de autoridad de quienes tienen que aplicar y mantener el orden.
Y esto lo traigo a colación por el grave incidente este fin de semana, durante un partido de la liga de fútbol profesional, donde fanáticos y agentes de la Policía se enfrentaron y salieron a relucir pistolas y fusiles, pero que por la gracia de Dios no hubo víctimas fatales.
Es una lástima que después de años de ardua labor e inversiones económicas significativas para sacar adelante el fútbol, un grupo de “anarquistas” , para otros “terroristas”, se dé a la tarea de socavar estructuras que parecen estar fortaleciéndose de un tiempo a la fecha.
Si bien los fanáticos en el estadio de Moca no tuvieron el mejor comportamiento, también hay que llamar la atención a los agentes policiales y militares que se envíen a resguardar los estadios en eventos de ese tipo.
Como autoridad, deben tener un mayor control sicológico, no deben sacar y apuntar con un arma de alto calibre por un suceso que quizá no tenga tanta trascendencia.
Es una simple advertencia a las autoridades, para que envíen a sus agentes más aptos a lugares de grandes concentraciones humanas.