Hasta las últimas consecuencias

Hasta las últimas consecuencias

<P>Hasta las últimas consecuencias</P>

Cada vez que se destapa un escándalo de corrupción aparece una autoridad superior creando una comisión investigadora especial que llevará a cabo su trabajo “hasta las últimas consecuencias”. La frasecita, de tanto repetirse, se ha convertido en un manoseado cliché al que nadie le da crédito ni le hace el menor caso. Más bien, recuerda el cuento aquel del pastorcito de ovejas que se divertía asustando a la gente con la falsa alarma de sus gritos “¡el lobo, el lobo!”.

A dichos funcionarios, que prometen llegar “hasta las últimas consecuencias”, hay que reconocerles que a veces exhiben  inesperadas demostraciones de creatividad, cambiando la frase en cuestión por otras igualmente increíbles, como cuando dicen que van a actuar “caiga quien caiga”, o si no, que aplicarán la ley “sin contemplaciones”.
Las comisiones investigadoras especiales así creadas suman centenares, pero las que han arrojado algún resultado, que sería mezquino desconocer, se pueden contar con los dedos de una mano, y sobran dedos.
Por esa falta de sanciones es, precisamente, que los delincuentes y sinvergüenzas siguen haciendo de las suyas sin ningún temor. La impunidad es la hermana gemela de la corrupción, ya lo hemos dicho un millón de veces, e insistiremos en repetirlo. Con frasecitas bonitas nunca llegaremos a las tan anheladas últimas consecuencias ni caerán de sus pedestales los que tienen que caer.



El Día

Periódico independiente.

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