Una posible consecuencia de la crisis política en Haití pudiera ser que sus habitantes sufran una hambruna que generaría convulsiones sociales. De ahí que tanto comerciantes haitianos como dominicanos presionan para que se permita un comercio limitado en medio de la tensión que predomina en el vecino país, ya que así los habitantes del otro lado tendrían acceso a alimentos bajo el estricto control del territorio nacional.
Se teme que ciudadanos de Haití se vean obligados o presionados a intentar cruzar la frontera al agravarse la situación política y social, en virtud de que cada día es más complejo el panorama a raíz del asesinato del presidente Jovenel Moise, cuando todavía no existen pesquisas claras que apunten hacia los verdaderos autores intelectuales y materiales del ataque armado en su residencia.
Frontera asegurada
Los dominicanos, sin embargo, asume como válida la información ofrecida por el presidente Luis Abinader y los estamentos militares de que la frontera está sellada y bien resguardada ante la inestabilidad política que aqueja a Haití.
El Instituto Duartiano ha pedido que el Gobierno mantenga campamentos permanentes de militares ante cualquier situación anormal que surja en Haití, ya que hay sectores que no descartan una posible avalancha de ilegales en caso de profundizarse las convulsiones entre grupos rivales que se disputan el poder.
Desde Estados Unidos y las Naciones Unidas se abogan por el entendimiento entre el liderazgo político y social de Haití, hasta tanto se llegue a un acuerdo para nuevas elecciones.
