Haití anda acompañado de algún influjo que lo perjudica, algo así como lo que los dominicanos denominan fucú y los italianos jettatura.
Tal vez esto es un exceso, pero de alguna manera hay que explicar el caso de Kenia, que hasta la semana pasada parecía en perfectas condiciones para asumir una responsabilidad para la que se propuso a la cabeza de una fuerza multinacional en Haití, bajo la sombrilla de la ONU, dirigida a encaminar a la policía del vecino país en la ruta del control mínimo del orden público.
De pronto la iniciativa del presidente William Ruto ha empezado a ser capitalizada por la oposición política y el canciller, por lo visto mal alineado, ha saltado del puesto en el país africano. Esperemos que todo discurra sin contagio.