Haití podría transformarse en un narcoestado sin respaldo internacional, alerta exembajador dominicano

Santo Domingo.– El periodista y diplomático Aníbal de Castro advirtió sobre las «profundas repercusiones» que tiene la prolongada crisis haitiana en la vida institucional, económica y social de la República Dominicana.
“La situación de Haití no es un asunto externo que podamos observar desde la distancia. La inestabilidad política, el colapso institucional y el deterioro de la seguridad en Haití tienen implicaciones directas para nuestra democracia y gobernabilidad”, expresó De Castro en el Programa El Día.
A juicio del exembajador de la República Dominicana ante el Reino Unido, el vacío de autoridad en el país vecino ha incrementado la presión migratoria y plantea desafíos inmediatos en términos de seguridad fronteriza, salud pública y acceso a servicios esenciales.

Advirtió, además, que el descontrol actual podría abrir las puertas para que Haití se convierta en un narcoestado, con efectos devastadores para toda la región.
Sin embargo, advirtió que el enfoque sobre la crisis no debe limitarse a medidas de contención, sino que requiere una visión estratégica compartida por los sectores políticos, económicos y sociales dominicanos.
“Necesitamos más que parches. Es una situación estructural que amenaza con erosionar no solo la estabilidad de Haití, sino también nuestra capacidad de sostener la convivencia democrática interna”, dijo.
El presidente del Grupo Diario Libre, también llamó a la comunidad internacional a asumir su cuota de responsabilidad.
“República Dominicana no puede ni debe cargar sola con las consecuencias del abandono internacional hacia Haití. Es necesario un esfuerzo coordinado de largo plazo, que incluya inversiones en institucionalidad, educación y desarrollo económico en ese país”.
Frente a los discursos que buscan capitalizar políticamente el conflicto fronterizo, De Castro instó a la responsabilidad y al compromiso ético de los medios de comunicación.
“En tiempos de crisis, el periodismo tiene que resistirse a la tentación del morbo y el alarmismo. El papel de los medios es comunicar con objetividad, sin avivar odios ni estigmatizaciones”.
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