Hábitos que deberías cambiar para adelgazar

Hábitos que deberías cambiar para adelgazar

Hábitos que deberías cambiar para adelgazar

Nos bombardean constantemente con consejos contradictorios sobre dietas. Un día nos dicen que no se pueden comer alimentos grasos y al siguiente, eso pasa a ser una excelente idea.

Pero, ¿y si la causa por la que no estamos adelgazando es completamente distinta?

Los estudios han demostrado que algunos hábitos de vida, como el horario de sueño o de alimentación, pueden acabar con nuestro intento de adelgazar.

¿No has logrado adelgazar? He aquí algunos hábitos que deberías cambiar.

Usar una pulsera deportiva

Un estudio realizado este año ha desvelado que usar una pulsera deportiva de seguimiento en realidad dificulta la pérdida de peso ya que genera una falsa sensación de confianza.

Los investigadores estudiaron a 470 personas con sobrepeso durante más de 24 meses y encontraron que quienes usaban este sencillo dispositivo de seguimiento perdieron menos peso que quienes no lo llevaban.

Comer muy tarde por la noche

Atrapados por el estilo de vida moderno, muchos solemos comer muy tarde por la noche. Sin embargo, podría tratarse de una mala idea si estamos intentando adelgazar.

Un estudio realizado en la University of Surrey encontró que variar tan solo una hora el horario de comida puede tener un impacto enorme en los niveles de grasa corporal, colesterol y azúcar en sangre.

En la investigación, realizada para el programa de la BBC “Trust Me I’m A Doctor”, participaron 16 voluntarios. La mitad de ellos cenó 90 minutos antes y desayunó 90 minutos después.

El doctor Jonathan Johnston de la University of Surrey considera que el tiempo de ‘ayuno’, esas horas en las que no consumimos alimentos, es lo que verdaderamente afecta al organismo.

Cambiar la dieta continuamente

Los expertos han advertido que cambiar de dieta continuamente, seguir durante un mes la dieta paleolítica y al siguiente pasar a la dieta 5:2, es como dispararse en el pie.

Un experimento encontró que las personas que siguen una misma dieta durante todo un año engordan menos.

Los científicos señalaron que este efecto está relacionado con la composición química del cuerpo, algo parecido al ‘efecto rebote’: cuando la persona abandona la dieta experimenta un aumento de las hormonas que causan el hambre.

Sin embargo, The Times señala que quienes se ciñen a sus dietas durante un año no suelen experimentar este aumento de forma tan drástica y pueden ‘superar’ su resistencia a la pérdida de peso.

Signe Sorensen Torekov, de la Universidad de Copenhague, comentó: “Es muy difícil luchar contra el hambre”.

“Hemos demostrado que no debes darte por vencido. Si eres capaz de controlar tu peso durante un año, entonces se mantendrá estable y todo será más fácil”.

Ir a la cama demasiado tarde

Las personas que van a la cama después de las 11 de la noche son más propensas a darse atracones de comida chatarra y beber alcohol, según datos ofrecidos por la compañía Jawbone.

Como promedio, las personas que se acuestan tarde consumen 220 calorías más al día.

La compañía llegó a estas conclusiones a partir de los datos que recopiló de cientos de miles de usuarios de Jawbone UP, una pulsera deportiva que supervisa el ejercicio y el sueño, a la vez que les permite a los usuarios introducir información sobre su consumo de alimentos y alcohol.

El científico de datos de Jawbone, Kristin Aschbacher, escribió: “En general, quienes se acuestan más temprano tienden a consumir alimentos más sanos”.

“Estos resultados coinciden con estudios anteriores en los que se desveló que las personas consumen más alimentos ricos en grasas y azúcares tarde por la noche”.

Saltarse el desayuno

Muchas de las personas que hacen dieta se dan por satisfechas si solo desayunan una taza de café negro. Sin embargo, podría tratarse de una mala idea.

Investigadores del Laboratorio de Marcas y Alimentos de la Universidad de Cornell les preguntaron a 147 personas con un peso normal qué solían comer en el desayuno.

Curiosamente, muy pocos se saltaban el desayuno, solo el 4% confesó que no comía nada.

Aunque quizá un resultado menos sorprendente es que las protagonistas de los desayunos ‘saludables’ eran las frutas.