Guido y su 5.56%

Guido y su 5.56%

Guido y su 5.56%

Freddy González.

*Por Freddy González 

Pasado ya el proceso convencional para la escogencia de las candidaturas presidenciales de todas las organizaciones políticas, convocado para el primer domingo de octubre del año preelectoral tal como lo establece el artículo 46 párrafo II de la ley 33/18, sobre Partidos Agrupaciones y Movimientos, y vistos los resultados, quiero hacer algunas precisiones.

Empiezo afirmando que sólo el método de primarias es verdaderamente democrático, cuyos resultados son más fiables que las demás modalidades establecidas en el artículo 45 párrafo I de la Ley 33/18 (Las convenciones de delgados, de militantes y encuestas), aunque son legales porque están contemplados en la ley y los estatutos de la generalidad de nuestra organizaciones políticas, las mismas no dan la suficiente legitimidad, no garantizan la armonía, ni la integración de los no beneficiados con los resultados, y los más de casi un centenar de casos llevados al Tribunal Superior Electoral (TSE), hablan por sí solo.

Esos métodos, poco democráticos, hacen más mal que bien a nuestro sistema de partidos, contraviniendo el Considerando Quinto (5) de la ya mencionada ley que regula las organizaciones políticas del país que establece: «La necesidad de crear un marco legal que garantice y afiance la democracia interna en los Partidos Agrupaciones y Movimientos», así como el numeral uno (1) del artículo 216 de nuestra constitución que establece: «Garantizar la participación de ciudadanos y ciudadanas en los procesos políticos que contribuyan al fortalecimiento de la democracia».

Creo que esos métodos pocos democráticos deben ser excluidos tanto de las leyes que regulan la materia como de los estatutos de nuestras organizaciones políticas por el bien de las mismas y del sistema democrático que impera en el país.

En cuanto a los resultados del pasado proceso convencional del Partido Revolucionario Moderno (PRM), donde resultó ampliamente ganancioso el presidente Luis Rodolfo Abinader Corona, no hay dudas de que fue un proceso democrático, bien organizado, con amplia participación de los afiliados y con resultados aceptados por todos los aspirantes una vez anunciados los mismos.

No hubo quejas ni amenazas de impugnación ante el TSE, como estaban esperando algunos sectores tanto externos como hacia lo interior del PRM.

El más beligerante de los aspirantes a lo largo del proceso, porque tenía un considerable grado de simpatía en las bases, el Dr. Guido Orlando Gómez Mazara, ha dejado a muchos con la boca abierta y con el moño hecho, por su actitud madura y coherente, exhibiendo un comportamiento de un verdadero demócrata, al reconocer el triunfo del presidente Abinader y expresar su disposición de integrarse a las labores del partido para la retención del poder, convencido de que “si no hay 24 no habrá 28”.

Guido participó en un proceso que a todas luces no podía ganar, pero bien consciente de que tenía que demostrar que podía convertir sus simpatías en fuerzas de cara a los procesos que necesariamente vendrán después de agosto del 2024, y lo logró.

Guido es en base a los resultados, una fuerza que hay que tener en cuenta en la recomposición del partido, la integración a la campaña y la nueva administración que resultará de los comicios de mayo del 2024.

El 5.56% obtenido en un proceso con todo en contra, sin una sólida estructura y sin recursos, es más que una osadía, una gran hazaña. 

Ese 5.56% es casi el doble desde el punto de vista porcentual, de lo que le aportaron los seis (6) partidos aliados a la candidatura del presidente Abinader en las elecciones de junio del 2020, que entre todos sumaron el 3.81% según los datos ofrecidos por la JCE en el último boletín.

 

De ahí la importancia que esa realidad se tome en cuenta y no se repita la historia del 1986, cuándo los seguidores del Lic. Jacobo Majluta, menospreciaron al salvadorismo que creían sepultado y estos últimos prefirieron a Joaquín Balaguer en vez de a Jacobo, o lo del 2004, que el presidente del partido llamó a votar por “El Diablo”, y lo último en el 2012 el “yo no me subo a la patana”, «ni a mí me interesa que te subas».

Dicen que los pueblos que no conocen su historia, pueden repetir sus propios errores.

Guido dejó de ser una quimera, un fervor al aire, o una simpatía con sustento impreciso, para convertirse en una realidad. No lo menosprecien que ese cinco por ciento pesa mucho, aunque algunos no lo crean.



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