SANTO DOMINGO.- El dirigente político Guido Gómez Mazara sostuvo que los hallazgos de la Cámara de Cuentas (CC) y la Procuraduría General ( PGR) respecto de la gestión 2012-2020 revelan que las prácticas de corrupción implementadas en muchas de las instituciones públicas obedecían a un patrón que transferencia fondos oficiales en bolsillos privados como parte de un esquema de acumulación sin precedentes en la historia democrática de la nación.
Para Gómez Mazara lo dramático de las evidencias encontradas y materia prima de procesos penales, tocó instituciones gubernamentales destinadas al auxilio de las franjas más empobrecidas siempre esperanzadas en una mano amiga del Estado, deformada por todo un tinglado mafioso instalado en áreas relacionadas con la construcción de hospitales, asistencia a la niñez, adquisición de medicamentos, programas de asfaltado en barrios pobres hasta la degradación del órgano llamado a fiscalizar el manejo correcto de los fondos estatales.
Recordó que el ingenio popular calificó una vez al PLD de “comesolo” porque gestionaba la distribución de los recursos con un sentido de exclusión pero la más reciente versión del partido morado se caracterizó por “ robarlo todo” con niveles de desenfreno en capacidad de sus ex funcionarios exhibirle a la sociedad las habilidades de pasar de gente humilde a poseer capitales opulentos sin precedentes.
El profesional del derecho reconoció que el sello distintivo de PLD anduvo asociado a la imagen de su líder histórico, honesto por los cuatro costados, generando la sensación que la militancia pura y simple en la organización revestía de una alta dosis de decencia a sus integrantes, pero para infortunio del legado de Juan Bosch muchos de sus discípulos vieron en el acceso a un puesto en el gobierno la oportunidad de oro para transformar su status económico.
Finalmente, el doctor Gómez Mazara enfatizó en lo indispensable que resulta para la administración del PRM observar las inconductas administrativas en la pasada gestión para entender la capacidad de observación y penalización cívica frente a los excesos y ejercer la función pública cercana a la gente sin estridencias ni desbordamientos debido a la necesidad de servirle a la ciudadanía sin las tradicionales ventajas que tanto enfado y desprecio provocan, creando las bases de un descreimiento del modelo democrático.