Berlín.-La reacción social frente a la cumbre del G7 que arranca este domingo en sur de Alemania mostró ayer músculo en Múnich, aireando sus demandas y críticas a este foro y sus políticas en una manifestación masiva y un congreso alternativo.
Por su parte, la policía sigue poniendo en marcha un dispositivo sin parangón en Baviera para evitar incidentes violentos en torno a la reunión de los líderes de EEUU (Barack Obama), Alemania (Angela Merkel), Francia (François Hollande), Reino Unido (David Cameron), Italia (Matteo Renzi), Canadá (Stephen Harper) y Japón (Shinzo Abe).
“Parar el tratado transatlántico – Salvar el clima – Combatir el hambre”, fue el eslogan de la protesta absolutamente pacífica impulsada por ONG y partidos como Los Verdes y La Izquierda a la que se sumaron casi 35,000 personas, según estimaciones de la policía.
Las críticas de estos colectivos al Grupo de los Siete van desde la falta de avances en la lucha contra el cambio climático hasta la dirección de las negociaciones para lograr un tratado de libre comercio entre EEUU y la UE, pasando por la denuncia del hambre en el mundo y las violaciones de los derechos humanos. Asimismo se ha denunciado desde distintos ámbitos el coste de la cumbre, para la el estado de Baviera ha presupuestado 130 millones de euros, unos 90,000 euros al minuto para una reunión de apenas 24 horas.
De forma paralela, el campamento de protesta “Stop-G7” en Garmisch-Partenkirchen, la localidad más cercana al remoto castillo de Elmau donde se celebra la cumbre, cuenta ya con entre 250 y 300 ocupantes, según sus promotores, que tuvieron problemas en un principio para obtener la autorización pertinente.
Por su parte, la “Cumbre Internacional de Alternativas” reunió a 600 personas en Múnich, la gran ciudad más próxima a Elmau (a unos 100 kilómetros), en una serie de mesas redondas y talleres de trabajo impartidos por más de 60 activistas de 17 países, según un comunicado de la organización.
Esta iniciativa, auspiciada por ONG como Attac, Oxfam, Welthungerhilfe, Médicos del Mundo y Pan para el Mundo, contó entre sus ponentes con el suizo Jean Ziegler, conocido crítico de la globalización.
A él se unieron varios representantes latinoamericanos, como la indigenista mexicana Bettina Cruz.