Una “completa” rendición por parte de los griegos. “Gran victoria” para los eurócratas.
Para aquellos que han seguido la crisis financiera de Grecia durante cinco años, no había duda de quién ganaba la última ronda del viernes, cuando los ministros de finanzas de la región llegaron a un acuerdo para mantener el plan de rescate en marcha.
Incluso el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble, quien dijo que no “quiere hacerlo más difícil para ellos”, concluyó que el primer ministro griego, Alexis Tsipras, tendrá un tiempo “difícil” al notificar el acuerdo en su casa.
Esto se debe a que la retórica populista de Tsipras de poner fin a la austeridad fue dominada por el frente unido al que se enfrentaba.
Una “completa rendición política al mundo real”, fue como lo denominó Erik Nielsen, economista jefe global de UniCredit Bank AG con sede en Londres. Societe Generale SA y Banco Berenberg ambos lo calificaron como un “cambio de sentido” por Tsipras, quien ganó las elecciones el 25 de enero bajo la promesa de terminar con el recorte del presupuesto.
En la reunión de la semana pasada, Grecia adhirió a todas las condiciones de su paquete actual y a continuar con la supervisión internacional, abandonando los planes para ganar de nuevo el control de sus finanzas, para poder aumentar los salarios y las pensiones.