Gratitud es reciprocidad

Gratitud es reciprocidad

Gratitud es reciprocidad

Lady Reyes, editora de Vida y Estilo, periódico El Día.

Cada ser humano tiene múltiples motivos para agradecer y, sin hipocresía, se debería hacer desde el despertar del día y en cada momento que nos premian con buenas cosas y mejores personas a nuestro alrededor.

Sin embargo, no tenemos que salir con pancartas ni vociferar lo agradecidos que somos con cual o tal bendición.

Dar gracias es un ejercicio genuino de humildad y simplicidad, que al salir de corazón debe hacerse con sinceridad, porque es la manera natural que tenemos de corresponder por el bien recibido.

No solo se agradecen los bienes y favores… agradezca los desafíos existenciales, los tiempos de epifanía, los momentos de adversidad, los afectos constantes y circunstanciales, las relaciones que le ayudan a celebrar la vida, las críticas firmes, constructivas o por envidia, las experiencias compartidas y las vivencias en solitario.

También agradezca el abrazo, la verdad, la sonrisa, la cordialidad, la amistad; los buenos y malos deseos, pues todo lo que recibimos tiene una razón de ser; la oración y el silencio; las expresiones cálidas, tímidas, locuaces o silenciosas; las presencias y ausencias; los sentimientos incondicionales y los demandantes… no tengamos límites en la gratitud. Agradezca por todo cuanto conforma su vida.

Parte de ello le fortalecerá el carácter y la autoestima, mientras otra le facilitará el ejercicio de aceptación de las diferencias; alguna porción le inducirá a la reflexión, lo que contribuirá con su crecimiento personal y le proveerá los imprescindibles aprendizajes para ensanchar su conciencia.

En fin, inicie y termine el día agradecido. Mantenga esa actitud hacia cada una de las personas de quien recibe y hasta de las que no recibe nada.

No se limite… agradezca de modo veraz. Declare su gratitud con demostraciones o palabras sencillas acompañadas de genuina ternura.
¡Se lo agradecerán!



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