¡Dice tanto esta palabra tan corta (dos sílabas apenas) que no sería necesario escribir algo más para expresar todo lo que siento al recibir el montón de afecto, cariño y solidaridad que me ha llegado por distintas vías con motivo de haber recibido el Premio Nacional de Periodismo!
No lo digo con vanidad, sino porque considero una obligación, una cortesía y un acto de sinceridad el agradecer a todas y cada una de las personas que me han enviado mensajes de felicitación, por los puros sentimientos que ellos vierten a través de emails, tarjetas, cartas, flores, abrazos, regalos, llamadas telefónicas, mandados, y otras vías de comunicación.
La ocasión ha servido, además, para comprobar cuántos amigos tengo entre los viejos y los no tan viejos compañeros de experiencias a través de la vida, empresarios, políticos, diplomáticos, colegas periodistas, funcionarios públicos ¡en fin!, tanta y tanta gente querida que me resultaría imposible tratar de enumerarla.
A todos, solo les digo la palabra mágica: gracias.