Dicen que gracias es la palabra más hermosa del mundo. Y la que nos hace más felices, tanto cuando las damos, como cuando las recibimos -agrego yo-.
Yo me sentí más que feliz cuando expresé públicamente mis sentimientos de gratitud hacia tantas personas y entidades que contribuyeron a que se hiciera realidad mi libro Mis recuerdos imborrables, el cual se puso en circulación antenoche en una de las salas del Teatro Nacional.
Como a las palabras se las lleva el viento, permítaseme dejar plasmado aquí, en blanco y negro, mi testimonio de gratitud, comenzando por decirles ¡gracias! tanto a todos los que asistieron al evento, como a quienes, deseando estar entre aquellos, no pudieron acompañarnos por causas atendibles.
Gracias también al Ministro de Cultura, José Antonio Rodríguez, y al director del Teatro Nacional, Niní Cáffaro, por su presencia en la actividad; y a todo el personal del Teatro por su apoyo a la misma.
Gracias a la Editora Corripio, en las personas de Pepín Corripio, Rodolfo Abreu, Harold Brito y todos cuantos intervinieron en la confección del libro, por su amabilidad y eficiencia puestas a mi disposición.
Gracias a Miguel Guerrero y a Santiago Estrella Veloz, laureados periodistas ambos, por sus generosos juicios sobre la obra y sobre mí, vertidos en sus roles como presentador del libro y prologuista, respectivamente.
Gracias a Francisco Rojas por el diseño del libro; a Moisés Peña por la corrección del mismo; a Tatiana Swiatkowski por la foto de portada; y a Silvia Molina por el diseño de la misma.
Gracias a Vladimir Lendoff por el montaje y la decoración de la sala, y por el brindis de honor al final de la actividad, con la maestría que sabe hacerlo y que lo consagra como el mejor en la materia.
Gracias a Isael Pérez y a Editorial Santuario, por ocuparse de la distribución del libro a niveles nacional e internacional.
Y finalmente, pero no menos importante, gracias a la bella familia que me ha dado Francia, quien, junto a nuestros cuatro hijos y sus ramales, fue paciente y solidaria en medio de los desórdenes de papeles y fotos viejas que yo iba regando a mi paso por todos los rincones de la casa.
¡Gracias a todos!