Santo Domingo.– El Gobierno dominicano negó de manera categórica este viernes que desde República Dominicana se estén planificando ataques contra Venezuela, como afirmó el canciller venezolano, Jorge Arreaza.

«Negamos categóricamente la veracidad de las informaciones que esta recibiendo Arreaza, sugiriendo el uso de nuestro territorio para la planificación de operaciones contra Venezuela», sostuvo el  portavoz de la Presidencia, Roberto Marchena, durante una breve rueda de prensa en el Palacio Nacional.

El funcionario también dijo que es falso que el gobierno de Nicolás Maduro se haya puesto en contacto «por ninguna vía» con las autoridades dominicanas para alertar sobre el supuesto uso de su territorio dominicano para atacar a Venezuela.

«Si como él (Jorge Arreaza) afirma, esa es la información que le están suministrando sus servicios de inteligencia, nosotros debemos afirmar que se ha producido un fallo en dichos servicios. Nuestra recomendación sería en dicho caso, que estudien bien la situación, puesto que le están llegando informaciones equivocadas», dijo Marchena.

Agregó que República Dominicana reafirma su apoyo a todas las iniciativas encaminadas a hacer llegar ayuda humanitaria al pueblo venezolano, para «mitigar la difícil situación por la que están atravesando».

En tanto, el Ministerio de Relaciones Exteriores aseguró que República Dominicana jamás se prestaría para que su territorio sea usado para derrocar gobiernos de otras naciones.

El vocero de la Cancillería, César Duvernay, indicó que República Dominicana sigue siendo respetuosa de los asuntos internos de las demás naciones.

La pasada semana el gobierno de Cuba acusó a Estados Unidos de realizar movimientos de tropas en el Caribe en preparación de una futura “aventura militar disfrazada de intervención humanitaria” en Venezuela, y llamó a la movilización internacional para impedir una escalada en las presiones contra su aliado Nicolás Maduro.

Cuba aseguró que entre el 6 y 10 de febrero pasados se detectaron vuelos de aviones de transporte militar desde Estados Unidos hacia bases en Puerto Rico, República Dominicana y otras islas caribeñas, “seguramente sin conocimiento de los Gobiernos de esas naciones”.