¿Gobiernan las redes sociales?

¿Gobiernan las redes sociales?

¿Gobiernan las redes sociales?

Carlos Salcedo

El auge de los medios tradicionales de comunicación ha posibilitado una comunicación más inclusiva de las inquietudes ciudadanas. Todo cuanto milite a favor de la mayor participación ciudadana es bienvenido en democracia, más cuando a ello sirven los medios y garantías institucionales.

Pero, cuando se acude a “consensos” construidos a través de medios y redes sociales, con intereses espurios, la democracia corre peligro. Un logro democrático se convierte, pues, en causa de su deterioro, sobre todo cuando su empleo está movido por la perversión.

A mayor cantidad de medios y con niveles importantes de penetración hay más democracia. Verdad a medias. Es cierto que a mayor posibilidad de acceso a los medios mayor posibilidad de incidencia del pueblo en las decisiones gubernamentales. Sin embargo, no todos tienen acceso o se les permiten en igualdad de condiciones.

La limitación al derecho a la expresión y difusión del pensamiento se produce cuando los medios de comunicación responden a programas empresariales, políticos e ideológicos excluyentes. Más cuando la mordaza viene del sistema político autoritario que impide las manifestaciones y los cuestionamientos.

Las redes sociales han abierto los espacios de comunicación y ello debería constituir un logro democrático. Pero, ¿quiénes y con qué perfiles y contenidos manejan las redesy las pueblan de mensajes?

Quienes tienen mayores posibilidades de recursos y personas capaces de restringir la opinión publicada, la crean y la mediatizan. Más que una verdadera democracia, la convierten en un instrumento aparente porque su calidad la deciden mayorías fabricadas.
La verdadera democracia descansa en la concepción constitucional. No surge de tweets y mensajes similares, lejanos a la protección de derechos, que no pertenecen solo a las mayorías, sino a todos.

Solo así se hace realidad el principio de igualdad material. El uso distorsionado de las redes sociales pone en riesgo el gobierno democrático, cuando decide por lo que digan y se difunda en medios y redes y no como producto de un análisis sosegado y racional.
El de las redes no es gobierno democrático, ya que esto no solo debe responder a una concepción procedimental, sino a principios concretados en derechos constitucionales. Las bondades de medios y redes, tomados en cuenta sin ponderación, ponen en riesgo la democracia y su uso responsable es parte de los deberes que debemos asumir todos.



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