En República Dominicana los eventos climatológicos son cada vez más recurrentes y que nos llevan a reflexionar en la importancia de construir desde el gobierno e individual planes o estrategias de gestión de riesgo.
La gestión de riesgo es un proceso sistemático que implica evaluar, identificar y mitigar los impactos negativos de un acontecimiento, y puede ser aplicado en diversos contextos como la salud, negocios, medio ambiente y, por supuesto, en la gestión de desastres naturales.
Lo acontecido el 4 de noviembre de 2022 y 18 de noviembre de 2023, demanda un alto en el camino para poner en práctica y sin titubeos este tipo de prevención, para analizar de qué forma disminuir las consecuencias de situaciones climatológicas porque cada año llegan en mayor o menor medida.
Accionar al respecto implica minimizar las vulnerabilidades sociales, económicas, ambientales y elevar la capacidad de recuperación y bienestar general frente a estos fenómenos.
Los desastres naturales no son inevitables, pero sus impactos pueden ser mitigados a través de una mejor promoción de las amenazas y un adecuado abordaje de las situaciones que afecten a la población como inundaciones, deslizamientos de tierra o terremotos de ser el caso.
Entender que, si bien el gobierno debe ser el primero en asumir medidas de alto impacto ante un desastre natural, también los ciudadanos tienen una cuota de responsabilidad, pues, las marcas que provocan estos eventos afectan viviendas, funcionamiento de los servicios básicos, transformaciones en la cotidianidad del territorio, trabajo y lo más lamentable pérdidas humanas. Accionar a los llamados de atención y recomendaciones debe ser primordial.
Un tema pendiente desde las autoridades, una red nacional de intervención psicosocial con equipos multidisciplinarios, capaces de efectuar intervenciones para reducir las consecuencias inmediatas que estos sucesos producen en la población en general, como los altos niveles de estrés y el desgaste profesional de los equipos de socorro.
En resumen, trabajar en la gestión de riesgo para lograr de manera más efectiva las acciones de prevención, respuesta, recuperación y en los aspectos psicosociales de las personas afectadas y de aquellos que dan la primera respuesta a las víctimas.
*Por Milossis Liriano