Santo Domingo.- “La libertad, cuando empieza a echar raíces, es una planta de rápido crecimiento”, esta es una de las frases del primer presidente de los Estados Unidos, George Washington, quien murió un día como hoy 14 de diciembre 1799.
Washington nació el 22 de febrero de 1732 a orillas del río Potomac, en la finca de Bridge’s Creek, en el antiguo condado de Westmoreland, en el actual estado de Virginia y procedente de una familia inglesa, oriunda de Northamptonshire, que había llegado a América a mediados del siglo XVII y había logrado amasar una considerable fortuna.
Washington fue comandante en jefe del Ejercito Continental revolucionario en la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos. ( 1775-1783).
Es considerado se uno de los Padres Fundadores de los Estados Unidos junto con John Jay, Thomas Jefferson y James Madison, Benjamin Franklin, Alexander Hamilton.
Él empezó a ganar condecoraciones armando tropas de la colonia de Virginia para apoyar al Imperio Británico durante la Guerra Franco – Indígena en 1754 hasta 1763, un conflicto que él inadvertidamente ayudó a iniciar.
El Congreso Continental designó a Washington Comandante en jefe del Ejército Continental en 1775. Al año siguiente, los británicos fueron desalojados de Boston, perdieron la ciudad de Nueva York y fueron derrotados en Trenton, Nueva Jersey, ante la sorpresa que causó Washington cruzando el río Delaware.
Debido a su estrategia, fuerzas revolucionarias capturaron a los dos ejércitos principales de combate británicos en la Batalla de Saratoga en la de Yorktown.
En negociación con el Congreso, los estados coloniales y los aliados franceses, mantuvo un ejército débil y una nación frágil en medio de las amenazas de desintegración y fracaso. Después de liderar la victoria estadounidense en la Guerra de la Independencia, renunció a sus cargos militares y regresó a la vida en su plantación de Mount Vernon, acto que le trajo aún más renombre.
Washington murió en 1799 debido principalmente a un tratamiento para su neumonía, que incluía calomelanos y sangría, resultando en una combinación de choque hipovolémico, debido a la pérdida de cinco pintas de sangre, así como la asfixia y deshidratación. Henry Lee III fue quien pronunció la oración fúnebre, donde declaró que Washington fue el «primero en la guerra, primero en la paz y primero en el corazón de sus compatriotas».