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Gentilicios dominicanos

En el mes de agosto fue puesto en circulación un libro que rinde la utilidad del estudio de la antropología lingüística sobre los gentilicios dominicanos, por el autor Rafael Peralta Romero, escritor, ensayista, y ahora autor de un texto de investigación lingüística y social. Oriundo de Miches, provincia El Seibo, otrora conocida como El Jovero (1936), cambió de nombre mediante la Ley Núm. 1186, por el de Miches, en honor al general dominicano Eugenio Miches. Lo mencionamos ya que estamos tratando el tema de los gentilicios.

La investigación publicada por nuestro patrocinado se titula Diccionario de gentilicios dominicanos, y da cuenta de la existencia de alrededor de 500 lugares, 235 distritos municipales, 158 municipios, algunas provincias, barrios, urbes, y además de lugares rurales.

Por fin, un material digno de estudio para empezar a hablar de antropología lingüística. Como se sabe, los gentilicios se utilizan para indicar el origen geográfico de una persona, normalmente para hacer referencia al país, región, ciudad o pueblo de nacimiento o residencia de alguien. Pero también, está vinculado con aspectos culturales, lingüísticos, históricos o identitarios de una persona. Es por eso, que el autor de la obra se vio compelido a señalar con ejemplos los gentilicios encontrados, porque de una forma u otra apuntan a estos aspectos establecidos.

Pero la historia es parte del tema de los gentilicios. Y como se sabe la historia es política. Por esta razón la ciencia que estudia los gentilicios de un país se encuentra dentro de la rama de la lingüística y de la antropología lingüística, en las que los gentilicios forman parte del estudio de los topónimos, que son los nombres propios de lugares geográficos (lingüística) y la relación con la identidad cultural (antropología lingüística). En lo cultural, los gentilicios están asociados a las costumbres, tradiciones, gastronomía, religión o estilo de vida de la población; así que un dominicano, lo es, porque es de República Dominicana, y porque comparte sus elementos culturales en todas partes del mundo. Recordemos al profesor Dionisio Carlisle González Tapia, referirse al respecto: “¡Tu eres dominicano”; porque los dominicanos hablan de cheles!”

Con la publicación del Diccionario de gentilicios dominicanos (Editorial Gente, 189 páginas), de Rafael Peralta Romero, debemos agradecerle, ante todo, el poder hacer uso correcto del gentilicio de cada rincón de nuestros pueblos, no sólo porque ellos indican la procedencia u origen del lugar en cuestión, sino por lo chocante que resulta al oído hacer un uso incorrecto de los mismos. Los gentilicios enriquecen el conocimiento cultural y geográfico y contribuyen a la comprensión del mundo y de nuestra cultura. Los que se interesen por el español dominicano de seguro lo agradecerán, pues, los gentilicios están en todos los diccionarios y son parte importante de una lengua.

Finalmente, celebrar la valoración hecha por Bruno Rosario Candelier, su prologuista. Es importante, al leer la obra, prestar suma atención al preámbulo que hace el autor, de las advertencias en cuanto a qué autoridad decide el gentilicio de un lugar, la sufijación de cómo éstos se forman, los que originan de los apellidos, de la historia bíblica, y el carácter enjundioso de los gentilicios. Como él mismo indica: “El gentilicio aporta sustancia y valía a la identidad de un pueblo o nación. También suma importancia y fortalece la esencia de esa identidad”. ¡Enhorabuena!

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