“Errar es humano” dice la famosa locución que utilizamos para justificar nuestras equivocaciones, equivalente a otra que reza: “Cuando se mete la pata y se saca a tiempo, se queda bien”.
Dicho esto, paso a dar las gracias a todas aquellas personas que, de muy buena fe, escriben a este periódico para señalarle el maltrato que impunemente se le hace en sus páginas, de vez en cuando, al idioma del pobre Cervantes.
Aprovecho, sin embargo, para pedir un poco de comprensión, si se tienen en cuenta la presión y las complejidades bajo las cuales se escribe y se elabora un periódico, comparables talvez con la edición de un libro de 500 páginas diariamente.
El más reciente jalón de orejas por los yerros aparecidos en estas páginas nos lo dio la dama colombiana Martha Patricia Jiménez Sánchez, con el siguiente inventario de faltas detectadas por ella:
1. El 14 de julio, se tituló “maestro indú” (sin hache).
2. El viernes 24 de junio se mencionó al campeón ciclista colombiano Cristian Montoya, pero se colocó la foto de Juan Pablo Montoya, un expiloto de F1 colombiano.
3. En días pasados se escribió “ballenato” refiriéndose al ritmo musical, pero lo correcto es “vallenato” (con V pequeña), pues se trata de música y no de una ballena chiquita.
Hasta aquí el “mea culpa” por los gazapos escapados. Fíjense bien, queridos lectores, que decimos “gazapos” (un error de poca monta al hablar o escribir por inadvertencia o descuido) y no “errores ortográficos” (que se producen por ignorancia).