Resulta un enigma cómo atletas que en sus primeros años tienen excelentes temporadas y luego caen estrepitosamente, sin que haya de por medio una lesión física.
Han sido incontables los que han vivido esta pesadilla, cuyos motivos por necesidad deben radicar en problemas sicológicos.

Todo indica que los inconvenientes en mejorar la producción por esas causas son más difíciles de erradicar que los que producen las lesiones físicas.

Por ejemplo, no hay fundamento lógico para que el receptor dominicano Gary Sánchez, uno de los pilares de los Yanquis en el pasado reciente, haya bajado estrepitosamente su producción, al punto que ha tenido que ser instalado en el banco, algo difícil de asimilar, dada la capacidad demostrada con creces.

Sin duda, quien estaba en la élite tanto a la ofensiva como a la defensiva, debe estar afectado por graves inconvenientes anímicos que afectan su concentración para apenas estar bateando para .121, con apenas 7 jonrones y 15 remolcadas, hasta la jornada de ayer.Ante los afectos adversos que está teniendo, debe someterse a tratamiento para rebasar los inconvenientes que han disminuido sustancialmente su producción.

Mantenemos la esperanza de que en cualquier momento Gary despertará de este prolongado y preocupante letargo, que aunque no con la mismas dimensión, está también afectando a su compatriota y compañero Miguel Andújar.