Así dice el Señor: Paraos en los caminos y mirad, y preguntad por los senderos antiguos cuál es el buen camino, y andad por él, y hallaréis descanso para vuestras almas. Pero dijeron: ¨No andaremos en él¨. Jeremías 6:16
Muchas veces hemos sido repetitivos en torno a lo mal que andamos como sociedad pero como a tantos, nuestra voz clama en el desierto, tal diría que esto no lo para nadie, vamos en un continuo retroceso y a diario vemos como se incrementa el premio a lo mal hecho y se pone en primera plana.
Definitivamente nos hacemos eco en torno a que tenemos que respirar hondo para que no nos de un infarto al miocardio. Ya no es asunto de hacia dónde van nuestros impuestos, pues ya hemos perdido la cuenta de lo mal o bien administrado que estén éstos, nuestra gran preocupación va hacia el mensaje que le estamos dando a nuestra juventud.
Cada día se nos hace más cuesta arriba lograr que nuestro relevo generacional marche por buen camino, es como si todo se uniera para propagar los antivalores, decirles que lo correcto es ridículo y desfasado y lo malo es lo que deja … es ardua la labor de sentarnos con nuestros hijos y decirle que matar, robar, mentir, adulterar, practicar la hipocresía, ser codicioso y poco ético son contrario a la Ley de Dios y ¨de los hombres¨ , pues tal pareciera que desde muchos ámbitos premian tales cosas.
Es mi oración que sin importar el escenario que tengamos frente a nosotros, no nos cansemos de hablarles acerca de lo que lo que Dios expresa a través de su Palabra ¨Todo nos es lícito, pero no todo conviene¨, se hace urgente propagar los valores.
Es impostergable que le prediquemos con el ejemplo y seamos constante en el mensaje de que el honor no se negocia, que el trabajo dignifica y el superarse a si mismo bajo los cánones morales y éticos es el mayor de los premios, aunque parezca lo contrario. Hacerles sentir que el dejar huellas positivas para la historia y estar a la altura de lo que Dios espera de cada uno de ellos es de sabios, porque definitivamente tendremos que darle cuentas a quien nos creó.
Sin importar el escenario actual que nos desalienta, cada día pidamos a Dios discernimiento y sabiduría para pelear la batalla de gestar lo justo y bueno, con Él delante la ganaremos. Es cuestión de centrar estrategias en el terreno que nos haya tocado, es un tema de oración y acción, miremos el futuro con optimismo trabajando nuestro presente, nuestros niños y jóvenes nos necesitan fuertes y decididos, ellos son nuestra responsabilidad y es que con Dios…NADA NOS QUEDA GRANDE!!