El cacareado desarrollo que por años se venía otorgando al fútbol dominicano es una mentira del tamaño del cielo, dado que en eventos donde se ha debido demostrarlo las selecciones, en casi todas sus categorías, se han desvanecido como rolitas en una tormenta.

Es una lástima que a pesar de contar con una liga profesional con 11 equipos, la selección nacional caiga ante Monserrat y Santa Lucía, para citar solo dos casos.

En la actualidad, lamentablemente se está gastando un tiempo precioso en la litis entre las pasadas y las actuales autoridades.

Osisis Guzmán, expresidente de la Federación y condenado por la FIFA por soborno y corrupción, ha recurrido a los tribunales, pero todo indica que el expediente acusatorio está muy bien instrumentado, porque no ha tenido ganancias de causa en sus alegatos.

Las actuales autoridades delegadas por la FIFA, en la llamada Comisión Normalizadora, presidida por Manuel Luna, deben dedicarse a tiempo completo a salir de la actual coyuntura de indefinición en aspectos fundamentales.

Creo que el fútbol, con el interés que se percibe, en especial en instituciones educativas públicas y privadas, tiene una oportunidad de oro de lograr un desarrollo integral.

Con estos pleitos y guerrillas no se logra absolutamente nada en favor de la disciplina.
Es ahora o nunca, porque el fútbol es una de las disciplinas que, si se trabaja con planificación, está determinada a convertirse en un deporte preferido de los dominicanos.