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¡Friusa no es Haití!

BÁVARO, REPÚBLICA DOMINICANA — Imagina un paraíso. Playas de postal, hoteles de lujo, el sol eterno que seduce a millones de turistas. Ahora, rasga esa foto brillante y mira debajo: un rincón del país secuestrado, un pedazo de tierra donde las leyes dominicanas son un eco lejano y la bandera tricolor apenas un recuerdo desvaído. Bienvenidos al Hoyo de Friusa, el enclave que el Estado olvidó y que otros conquistaron sin disparar un tiro.

Aquí, en el núcleo urbano del Distrito Turístico Verón-Punta Cana, el orden se desmorona. Migrantes haitianos ilegales —millas, tal vez decenas de millas— han tejido una red de vida paralela: comercios sin registro, calles sin control, una demografía que crece como pólvora bajo la mirada ciega de un gobierno que prefiere selfies a soluciones. Esto no es integración. Es ocupación. Y el reloj está en cuenta regresiva.

El fuero que nadie quiere ver

Hoyo de Friusa no es un "problema migratorio". Es una gran bomba social con la mecha encendida. Décadas de negligencia política, de empresarios codiciosos apostando por mano de obra barata y explotada sin control, sumado a los medios silenciados por el miedo a ser "políticamente incorrectos" han creado un monstruo. No es casualidad: es el fruto podrido de la indiferencia. Y este 30 de marzo, mientras el país conmemora la Batalla de Azua —el día en que dijimos "no" a la invasión haitiana hace 181 años—, la Antigua Orden Dominicana ha decidido gritar "basta" donde más duele.

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Pavel de Camps Vargas

Analista de Redes Sociales | Especialista en Social Listening y Manejo de Crisis Digital | Consultor en IA y Verificación de Noticias | Consultor IT | Presentador de 'El Futuro en un Click'

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