Fresas: la fruta con más vitamina C que la naranja que protege contra el envejecimiento
La fresa silvestre es originaria de Europa, concretamente de las montañas de los Alpes. Fueron los españoles, los portugueses y los ingleses quienes expandieron esta fruta por toda Europa y América y algunas partes de Asia. Actualmente, las fresas se consumen en todo el mundo y se consideran muy versátiles en la cocina.
Son una de las frutas más apreciadas no solo por su sabor, sino por sus numerosos beneficios para la salud que recoge la Fundación Española de Nutrición (FEN). Estas frutas tienen más vitamina C incluso que la naranja, pues solo 100 gramos de fresas contienen 60 gramos de este nutriente. La vitamina C es fundamental para el desarrollo y reparación de tejidos en el cuerpo, además de ofrecer un apoyo crucial al sistema inmunológico.
Las fresas también contienen una variedad de ácidos orgánicos, como el ácido cítrico, málico y oxálico, que contribuyen significativamente a su sabor característico y proporcionan efectos beneficiosos para la salud, incluyendo propiedades antibacterianas y potenciadoras del sistema inmunológico
Además, las fresas son ricas en flavonoides, especialmente en antocianinas y polifenoles como el ácido elágico, que no solo les otorgan su color rojo vibrante, sino que también son potentes compuestos antioxidantes. Estos antioxidantes poseen la capacidad de neutralizar los radicales libres, moléculas inestables que pueden dañar las células y conducir a diversas enfermedades.
Los flavonoides presentes en estas bayas, junto con su elevado contenido de vitamina C, otorgan a las fresas una potente capacidad antioxidante. Este efecto antioxidante es crucial para proteger las células del daño oxidativo, un aspecto vinculado al envejecimiento prematuro y al desarrollo de ciertas enfermedades crónicas como el cáncer y el Alzheimer. Además, el contenido antioxidante en las fresas apoya la capacidad del cuerpo para reducir la inflamación, un factor importante en la prevención de enfermedades cardiovasculares.
Fresas (Shutterstock)
Uno de los beneficios más destacados de las fresas es su impacto positivo sobre la salud cardiovascular. Los polifenoles, incluyendo el ácido elágico, se han asociado con el mejoramiento de la salud cardiovascular, ayudando a reducir los niveles de colesterol LDL (el conocido como “malo”) y a mejorar el perfil lipídico general. Este soporte cardiovascular es impulsado por la capacidad de las fresas para regular la presión arterial, gracias a su contenido de potasio y antioxidantes.
Las fresas juegan un papel significativo en la mejora de la salud digestiva debido a su contenido en fibra dietética. La fibra insoluble presente en las fresas facilita el tránsito intestinal, previniendo el estreñimiento y promoviendo una digestión saludable. Además, la fibra también actúa como un prebiótico, nutriendo a las bacterias beneficiosas en el intestino, lo que contribuye a un sistema digestivo más eficiente y saludable. El mantenimiento de una flora intestinal sana ha demostrado tener efectos positivos más allá de la digestión, incluyendo mejoras en el sistema inmunológico y en el estado de ánimo.
0 seconds of 1 minute, 59 secondsVolume 90%El Tren de la Fresa de Madrid: un ferrocarril del siglo XIX que incluye la visita a un monumento Patrimonio de la Humanidad
Algunas contraindicaciones de las fresas
A pesar de sus numerosos beneficios, es importante destacar ciertas precauciones al consumir fresas. Las personas con alergias relacionadas con el polen pueden ser más susceptibles a experimentar reacciones al consumirlas.
Además, debido a su contenido en ácido oxálico, aquellos con predisposición a desarrollar cálculos renales deben moderar su consumo de fresas para evitar complicaciones.
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Fuente: Infobae
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