
Las fortificaciones de la ciudad de Santo Domingo se desarrollaron en varias etapas, empezando por la construcción de la Fortaleza de Santo Domingo, la que se comenzó a levantar en 1503. El alarife de la Torre del Homenaje fue Juan de Rabe.
La segunda etapa comenzó en 1543 y se extendió por doscientos años. El maestro Rodrigo de Liendo había empezado, en ese mismo año, las obras de amurallamiento de la ciudad. Más adelante el maestro de las obras de la catedral, Luis de Moya, recibió el encargo de intervenir en las defensas de la fortaleza, ante las amenazas de los piratas franceses, protegidos por Francisco I, con quien repartían el botín, dedicados a asaltar los navíos hispanos cargados de oro.
La fortificación efectiva de la entrada del río se prolongó por un siglo.
