Davos, Suiza.-Con más de 2,500 participantes, el Foro Económico Mundial abrió ayer en Davos (Suiza) cuatro días de debates, dominados por la lucha contra el yihadismo, la ralentización de la economía mundial y los conflictos en Ucrania y Oriente Medio.
La convocatoria cuenta con más de 40 jefes de Estado y de gobierno y empresarios de los más diversos sectores, que debatirán sobre los efectos de la caída de los precios del petróleo, un fenómeno que no deja de tener un impacto “ligeramente positivo en la economía mundial”, según Nariman Behravesh, economista jefe del gabinete IHS.
La ralentización de la economía china, que creció un 7,4% en 2014, es decir al ritmo más bajo en 24 años, es uno de los factores que explican la caída generalizada de los precios de las materias primas, entre ellas el oro negro y el cobre.
El primer ministro chino, Li Keqiang, se pronunció ayer sobre las transformaciones de la segunda economía del mundo, que las autoridades buscan orientar hacia un consumo interno más robusto.
El fenómeno afecta a los países productores de América Latina, cuyo porvenir económico será debatido en un foro en el que estarán entre otros la canciller panameña, Isabel de Saint Malo, el secretario mexicano de Economía, Ildefonso Guajardo, y el presidente del banco brasileño Itaú, Roberto Egydio Setubal.
La OPEP en Davos
La decisión de los países miembros de la OPEP de mantener su nivel de producción de crudo, pese a la caída de los precios, “es puramente económica” y no “está dirigida contra ningún país”, dijo ayer el secretario general del cartel, Abdalá El Badri.
“No está dirigido contra Estados Unidos”, dijo en una conferencia en Davos El Badri, quien agregó que tampoco está orientada para afectar a Rusia ni es contraria a alguna una empresa en particular.
Después de la sorpresiva decisión de los ministros de la OPEP de mantener las cuotas de producción, pese al rápido desplome de los precios, comenzaron a circular varias hipótesis sobre las causas.
La caída de cerca de 50% desde junio fue el epicentro de un temblor que sacudió a la industria del crudo y a la economía mundial, que ha afectado especialmente a países productores como Rusia, Venezuela o Nigeria.