Por Danilo Minaya.

Luego del colapso del ala este del techo de la Sede Central del CODIA, han surgido cualquier cantidad de argumentos y opiniones sobre el rol del Colegio de Ingenieros, Arquitectos y Agrimensores, en el entendido de que en esta edificación no podía ocurrir un hecho de tal magnitud.

Es oportuno señalar, el CODIA no es quien fiscaliza y supervisa las obras en ejecución, sobre todo en este caso, cuya edificación debe contar con la No Objeción del Ministerio de Turismo, Patrimonio Monumental, Ayuntamiento y la respectiva Licencia de Construcción del MOPC, que tiene dentro de sus funciones principales:

“Fiscalizar y Supervisar las Obras Públicas y Privadas en ejecución, para garantizar que se cumpla con las Normas y Reglamentos establecidos para la actividad construcción, así como, que se cumpla con las especificaciones establecidas en las contrataciones de obras”. Busquemos dónde hubo el fallo que provocó el desplome, hay más que tecnicismos.

Según los Reglamentos Internos y Leyes que rigen el CODIA, en su capitulo II, Fines del Colegio; Del Interés General, acápite C) reza lo siguiente: “Actuar como Asesor del Estado, a requerimiento de este o a iniciativa del Colegio, en los asuntos que le competen”.

Es urgente y necesario que el CODIA juegue su rol como Asesor del Estado, a diario vemos cómo las construcciones no reguladas, pululan por doquier, sin ningún plan de ordenamiento territorial, sin control; el déficit habitacional, la desigualdad y la falta de políticas dirigidas al sector construcción, han derivado en el crecimiento caótico de la ciudad, provocando situaciones que alteran la vida urbana.

Lo del CODIA puede suceder en cualquier barrio de nuestro país y la tragedia pasaría como una noticia más, víctimas que lamentar, construcciones sin regularizar y un Colegio que debe “Asesorar”.

Este acontecimiento debe servirnos para reflexionar e identificar los roles que deben jugar los órganos rectores en materia de Construcción y Planeamiento Urbano, y movilizar su cumplimiento, así evitaríamos nuevas tragedias.