El 18 de marzo del 2020 el país entró en un periodo especial caracterizado por fuertes restricciones de las actividades cotidianas para protegernos de un enemigo en ese momento completamente desconocido para el mundo, pero que ha cobrado millones de vidas y que aún sigue actuando.
Las medidas preventivas incluyeron toque de queda, cese de todas las actividades públicas, cese de las actividades productivas, el encierro de las personas en sus hogares, higiene extrema como forma de evitar la propagación del Covid-19, que a pesar de todo se expandió de manera acelerada.
Desde aquel día hasta la fecha hemos visto morir a muchos seres queridos, el colapso de la economía mundial, dislocamiento de los mercados, trastornos de las actividades cotidianas y muchos efectos sicológicos que se estarán viendo con el paso del tiempo.
El mundo se arrodilló ante el Covid-19 y aunque ha logrado ir recuperándose, aún lucha contra los efectos de la pandemia.
República Dominicana fue de los países que con mayor acierto enfrentó las crisis generadas por la pandemia: la sanitaria, la económica y la social.
La vacuna y la actitud diligente de las autoridades, más la conciencia de la mayoría de las personas nos han permitido enfrentar con éxito los retos que trajo la pandemia.
Todavía hay desafíos, como el de la inflación global que afecta a los hogares.
Pero hay que celebrar que como nación hemos salido adelante.
El presidente Luis Abinader anunció ayer el fin de una etapa, la de las restricciones, pero ya hay hábitos que quedarán con nosotros de manera permanente, como el del uso de mascarillas, el lavado de manos frecuente y la desinfección con jabón o alcohol.
Ahora el peso del cuidado queda bajo la estricta libertad y responsabilidad de cada uno. Continuemos cuidándonos, sabiendo que nos toca convivir con la presencia de un virus que arrodilló al mundo.