- Publicidad -

- Publicidad -

Feminización de la pobreza y desigualdad de género en República Dominicana

Santo Domingo, RD. –Mireya (nombre ficticio) joven de 28 años, aunque aparenta más edad. Vive en la ladera de uno de los tantos caseríos del barrio Los Tres Brazos, en Santo Domingo Este. Su historia es un claro ejemplo de cómo la feminización de la pobreza se manifiesta en la vida cotidiana de muchas dominicanas. Madre soltera de dos hijos, se embarazó a temprana edad y apenas logró terminar el bachillerato. Soñaba con ser profesora, pero no pudo asistir a la universidad.

Hoy trabaja en una zona franca, donde gana el salario mínimo, insuficiente para cubrir el alquiler de una vivienda precaria, la alimentación, el transporte y la educación de sus hijos.

Su situación no es nueva en la familia. Su madre, quien cuida de sus hijos tras la jornada escolar, vivió un escenario similar, marcando un patrón intergeneracional de pobreza del que Mireya no ha podido escapar. La precariedad económica la obliga a endeudarse constantemente, y el estrés diario ha comenzado a afectar su salud mental, provocándole episodios de depresión.

Te puede interesar leer: Pedernales lidera tasa de embarazos en adolescentes en RD: 5% son menores de 15 años y 30% son haitianas

A pesar de las adversidades, Mireya mantiene la esperanza de que sus hijos logren educarse y rompan el ciclo que ha marcado a su familia por generaciones. Sin embargo, cada día representa una lucha cuesta arriba, donde los sueños se enfrentan a una realidad implacable: la falta de políticas públicas efectivas que aborden las raíces estructurales de la pobreza y la desigualdad de género.

¿Podrá conseguirlo? Hay miles de Mireya en cada barrio dominicano.

Etiquetas

Artículos Relacionados