Condenan a 12 años al de la DNCD Félix Alburquerque

Félix Alburquerque, condenado a 12 años

Félix Alburquerque, condenado a 12 años

Reacción de Alburquerque después del fallo del tribunal.

Santo Domingo.- El expresidente de la Dirección Nacional de Control de Drogas, Félix Alburquerque, fue condenado anoche a 12 años de prisión por la muerte del comunicador Manuel Taveras Duncan.

El fallo fue emitido por el Tercer Tribunal Colegiado del Distrito Nacional, a pesar de que el Ministerio Público había solicitado una condena de 20 años de cárcel.

Durante la audiencia, Alburquerque pidió perdón a los familiares del comunicador, aunque luego de conocer la sentencia de doce años, parientes de Duncan rechazaron la condena, considerándola injusta.

La madrugada del pasado 19 de agosto, pasadas las 2:00 de la madrugada, Félix Alburquerque y Manuel Taveras Duncan protagonizaron un incidente en un negocio de comida rápida, luego de que el comunicador lo agrediera, bajo los efectos del alcohol, de acuerdo a testigos que estuvieron en el lugar.

El occiso trató de esconderse detrás de una banca de lotería, ubicada próximo al establecimiento donde se encontraban inicialmente, tras ser perseguido por el oficial, quien le propinó dos disparos, de acuerdo al Ministerio Público.

Taveras Duncan falleció a causa de herida por proyectil de arma de fuego en el hemitórax derecho y salida en región dorsal, según el acta de levantamiento de cadáver número 65197, realizada por el Instituto Nacional de Ciencias Forenses (Inacif).

Luego de cometer el hecho, el imputado se deshizo del arma homicida utilizada para matar a Taveras Duncan, y en una acción criminal procedió a desaparecer dicha arma que portaba de manera ilegal, ya que la misma no le fue asignada por su institución castrense, explicó el Ministerio Público.

En la solicitud de medida de coerción, el Ministerio Público señaló que en su caso existía el peligro de fuga al tratarse de un hecho grave y la posibilidad de que el imputado afectara el proceso de investigación mediante la intimidación a testigos, conforme las relaciones que cultivó en su prolífica carrera militar y su comportamiento violento, además de que destruyó y ocultó el arma ilegal que utilizó para cometer el hecho criminal.