Felicidad tóxica

Felicidad tóxica

Felicidad tóxica

Ana Blanco

Felicidad tóxica. Me topé el otro día con este término y de una vez me llamó la atención. Se refiere a cómo la presión social hacia una actitud siempre positiva contribuye a la infelicidad y estoy totalmente de acuerdo.

Lo he comentado varias veces, pero es que hoy no se nos permite manejar los sentimientos negativos, todo lo contrario, se nos lleva a ocultarlos, negarlos o manipularlos y estoy convencida que, al final, de alguna manera u otra acaban saliendo y es peor.

Con todo lo que está pasando todavía los extremos se marcan más. Aquellos que dicen que hay que ver el lado bueno, seguir hacia delante, ser positivos pase lo que pase y los que ven que no hay salida y todo negativo. Ni una cosa, ni la otra.

Hay que buscar la balanza, el equilibrio. Y eso solo se logra conociéndote, dejando que salga aquello que sientes, aunque sea malo pero es la única forma en que vas a enfrentarlo.

Si te dibujas siempre una sonrisa en la cara, pero tu corazón está triste o tu mente ansiosa, al final la lucha va a llevarte a perder el control. Para lograrlo, no dejes que esa felicidad que nos venden a todas horas sea tu meta.

Debe ser que sentirte bien contigo mismo, recuerda que la felicidad son momentos, no algo constante.
Y habla, habla con tus seres cercanos, de confianza, no quieras parecer invencible o evitar que se preocupen.

Es otra forma de que todo se vea desde una perspectiva diferente y relativices cosas que en tu silencio son enormes, compartidas pierden fuerza.
No pasa nada por admitir que no estás bien las 24 horas (tampoco quejarse todo el rato…) y que necesitas ayuda o hacer una parada para continuar.
Felicidad, sí.
Tóxica, no.



Noticias Relacionadas