El tráfico de vehículos y de peatones en el Gran Santo Domingo suele ser caótico bajo cualquier condición y día de la semana; en las denominadas horas pico, de lunes a sábado, es imposible.
Hasta hace poco los usuarios del Metro de Santo Domingo eran los privilegiados del transporte público, pero a estos también les ha tocado la mala hora. Se ha vuelto grande, en tal medida la demanda que hasta trenes fantasmas se han visto.