SANTO DOMINGO.-Familiares, colegas y amigos le dan hoy el último adiós a la periodista Senabri Silvestre. Sus restos están siendo velados en la funeraria Blandino de la avenida Sabana Larga, municipio Santo Domingo Este.
En la funeraria estuvo presente José Monegro, director de El Día, quien resaltó las cualidades de Silvestre, su carácter fuerte y su entrega al trabajo. Además de su espíritu de superación, de entrega y esfuerzo porque las cosas salieran bien.
También asistió Aurelio Henriquez, pte. Del Colegio Dominicano de Periodistas (CDP) y José Beato, secretario general del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Prensa, SNTP, destacaron los valores éticos y profesionales de Senabri.
Silvestre, editora de la sección Nacionales y Economía del periódico El Día, falleció ayer a la edad de 37 años, luego de permanecer varios días ingresada en la Plaza de la Salud. Su deceso fue ocasionado por una hemorragia cerebral, choque séptico refractario y neumonía grave.
Desde el año 2010, Silvestre padecía de Aplasia medular y este año fue diagnosticada con Hemoglobinuria paroxistica nocturna además de un tumor cerebral.
Senabri desarrolló su carrera como periodista en el año 2006 en el periódico EL DÍA donde se inició como pasante y luego ocuparse como periodista de las Nacionales, editora de la sección de Economía y luego Editora de las Nacionales.
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También productora del espacio Economía Popular que se transmitía por HIJB 830 y corresponsal de agencias internacionales.
Era egresada de la universidad O&M, con maestría en negocios y relaciones económicas internacionales, así como estudios especializados en periodismo económico y financiero; ciencias políticas, economía y finanzas, mercado de valores, mercado eléctrico, entre otros.
Su labor periodística se compartía con sus actividades religiosas llegando a destacarse como pastora de jóvenes de la Iglesia de Dios de la Profecía en Las Filipinas, San Pedro de Macorís, República Dominicana.
Al ser hija de los pastores cristianos Faustino P. Silvestre y Niurka Mireya, aprendió a amar a Dios desde muy temprana edad, desde cuando sintió el llamado a profundizar y enseñar sobre las Escrituras, por el poder de transformación que produce en los creyentes.