Hace 23 años, Svetlana y Yuriy Panteleenko adoptaron al oso “Stepan”, quedó huérfano cuando su madre fue asesinada por cazadores.
Pesa unos 140 kilos y el plan era cuidarlo hasta que se recuperara, pero después de unos meses ya no pudieron desprenderse de él.
Era tan cariñoso e inofensivo que lo adoptaron como a un hijo. “Es un animal bastante amable, que ama a la gente. Sabe comportarse y jugar sin ser agresivo.