En medio del caos en que se ha convertido el tránsito, los conductores de vehículos públicos y privados no toman conciencia del peligro que representa impedir el rápido desplazamiento de una ambulancia.
Ocurre que no importa la alerta de emergencia, los choferes persisten en su trayectoria sin ubicarse en lugares que permitan que los conductores de ambulancias sigan su paso, lo que pone en peligro la vida de pacientes.