En vez de «me gusta» se debe poner «Amén» y sus creadores dicen haber conseguido cien mil seguidores en un mes.
Se trata de Facegloria.com (o Faceglória en portugués), una red social creada en Brasil por un grupo evangélico y en la que no está permitido maldecir.
En la actualidad solo está disponible en portugués, pero los creadores han comentado que la página estará en otros idiomas, e incluso habrá una aplicación para su acceso vía teléfonos inteligentes.
Los creadores de esta red social anuncian que ya cuentan con 100.000 miembros desde que fue puesto en Internet en junio pasado.
Libre de pecados
A pesar de que la comunidad católica de Brasil es la más grande del mundo, y en ese país representa 63% de la población, esta es una iniciativa de los cristianos evangélicos, que suman 22%.
«El movimiento evangélico se ha difundido intensamente debido a la urbanización de los últimos 50 años», comenta Edin Abumassur, experto en religión en la Universidad Católica de Sao Paulo.
En entrevista al diario británico The Telegraph, Abumanssur expresó que «el mensaje evangélico pentecostal se predica en los barrios y las afueras de la ciudad, poniendo especial énfasis en ser responsable de tus acciones si quieres la ayuda de Dios. Ese mensaje funciona bien en esas áreas».
Barros, y sus tres compañeros cofundadores, todos evangélicos, trabajaban en la oficina de Acir dos Santos, alcalde del municipio de Ferraz de Vasconcelos, en Sao Paulo, cuando se les ocurrió la idea de Facegloria.
«En Facebook ves mucha violencia y pornografía. Es por ello que pensamos en crear una red donde pudiéramos hablar de Dios, amor y difundir su palabra», cuenta el diseñador de la página Atilla Barros.
Todos son bienvenidos a registrarse en la página que tiene una apariencia similar a la de Facebook, pero quien lo haga debe tener en cuenta que hay códigos estrictos de comportamiento.
En Facegloria hay 600 palabras prohibidas por ser consideradas inapropiadas para los miembros de la comunidad.
Adicionalmente, todo contenido escrito, en video o fotográfico relacionado con homosexualidad está descartado. Incluso material vinculado al tabaco o consumo de cigarrillos y alcohol es factible de ser removido de la página.
Proyecto global
Para darle vida al proyecto dos Santos, uno de los promotores de la idea, entregó al equipo creador una inversión inicial de US$16.000.
«Nuestra red es global. Compramos el dominio de Facegloria en inglés y en todos los lenguajes posibles. Queremos competir con Facebook y Twitter en Brasil y en todas partes del mundo», anunció Barros.
«Queremos ser moral y técnicamente mejores que Facebook. Queremos que todos los evangélicos de Brasil se muden a Facegloria», resalta el cofundador del sitio.
La página cuenta con un equipo de unas 20 personas que patrullan diariamente la red para evitar que contenidos inapropiados circulen dentro de ella, teniendo en cuenta la abundancia de selfies o fotos en bikinis a los que los usuarios se han acostumbrado a ver y compartir en otras redes sociales.
«A nuestro público no le gusta este tipo de imágenes», advierte Daiane Santos, una de las voluntarias que trabaja en Facegloria.
Para Barros, Facegloria aspira a números grandes. «En dos años esperamos contar con 10 millones de usuarios en Brasil. En un mes registramos 100.000 y en dos meses esperamos un gran crecimiento gracias a una aplicación para teléfonos celulares», comento.
Redes sociales y religión
Sin embargo, este no es la única iniciativa religiosa que está generando impacto en las redes sociales del mundo. Ummaland, una red social para musulmanes, acumula desde su inicio en el 2013 unos 329.00 miembros.
Entre los protocolos de esta comunidad destaca el extenso cuidado que se le da a la configuración de perfiles para las mujeres, y la inclusión diaria de citas inspiradoras extraídas del Islam.
«Creamos Ummaland basándonos en valores del islamismo, restringiendo de la red conversaciones ligeras, comentarios jactanciosos, chismes o intrigas. Nos enfocamos en temas que realmente importan a nuestra comunidad», explicaron Maruf Yusupov y Jamoliddin Daliyev en el momento de inaugurar la red.