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Eymi Silvestre: “Ser madre es mi regalo del cielo”

Jannelka Santana Por Jannelka Santana
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📷 Hoy, la hija de Eymi Silvestre ya tiene nueve meses.

“Ser madre es mi regalo del cielo”, expresa con profunda emoción la periodista Eimy Silvestre, al celebrar por primera vez el Día de las Madres. Para ella, esta fecha adquiere un nuevo significado al vivir la experiencia única y transformadora de ser madre primeriza.

Desde lo más íntimo de su corazón, una historia marcada por la pérdida, la esperanza, el miedo, la alegría y un amor que no conoce límites.

Silvestre no comenzó su maternidad con una celebración, sino con una despedida, su primer embarazo fue anembrionario, es decir, el saco gestacional estaba presente, pero no se desarrolló embrión alguno.

Aunque su pareja y ella no estaban buscando ser padres en ese momento, la ilusión floreció tan pronto como supieron que un bebé venía en camino.

“Yo había comprado muchísima ropita de hembra, aún no sabiamos el sexo pero yo sentía que era así, hasta teníamos la habitación lista”, recordó con un nudo en la garganta, asimismo, dijo que las familias ya se habían sumado con regalos como la cuna, el corral, prendas diminutas que esperaban a la bebé que nunca llegó.

A las ocho semanas, los médicos le informaron que debían esperar hasta la semana doce para confirmar el diagnóstico, pero, no hubo milagro, la pérdida llegó de forma espontánea y con ella, un dolor profundo e inexplicable.

“Lloré muchísimo, pero dentro de esa tristeza, le agradecí a Dios, él sabe por qué hace las cosas”, confesó Silvestre, “en medio del duelo, encontré la fuerza para seguir adelante”.

Con una mezcla de dolor y determinación, le dijo a su pareja que lo intentaran de nuevo y Dios le concedió el milagro: un mes después ya estaba embarazada y la esperanza le volvió.

En noviembre de ese mismo año, la periodista volvió a quedar embarazada y expresó que esa vez se sintió diferente, “había miedo, sí, pero también una alegría contenida y más cuando supe que era una niña, no lo podía creer, pensé que más nunca me sentiré sola”.

“La niña se dejó ver antes de los tres meses, yo tenía toda la esperanza puesta en que fuera hembra porque ya teníamos todo listo”, contó emocionada.

Su embarazo avanzó sin mayores complicaciones y el día del parto fue un torbellino de emociones como el miedo, nervios, pero, sobre todo, una felicidad indescriptible, “el momento en que la vi por primera vez fue explosivo, todo valió la pena”.

La niña de Eimy se dejó ver antes de los tres meses.

Las noches sin dormir y la realidad de ser madre primeriza

El nacimiento de su hija no fue el final de la historia, sino el verdadero inicio, la reportera dijo que la primera noche en el hospital fue difícil, “yo quería hacer lactancia exclusiva pero no tenía suficiente leche, sin experiencia y con una bebé hambrienta que no dejaba de llorar, tuvimos que comprar fórmula, aunque no quería ya que me preocupaba que no aceptara el seno después, pero no había de otra”.

Los primeros días en casa fueron igual de caóticos, la madre decidió mantenerse aislada por dos semanas para proteger a su hija, “ni mi mamá, ni mis abuelos podían entrar, la familia estaba molesta, pero yo necesitaba estar segura de que la niña no se enfermara”.

La falta de sueño comenzó a pasarle factura, “me levantaba tres y cuatro veces cada noche, yo sentía que me desprogramaba completamente, era un agotamiento físico, pero también emocional… algunas veces lloraba y le decía a mi esposo ‘ayúdame, por favor, que ya no puedo más’”.

A pesar de todo, Silvestre nunca se sintió incapaz, ser la hermana mayor de cinco le dio cierta experiencia cuidando bebés.

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“Yo ya sabía cambiar pañales, preparar biberones, pero no es lo mismo cuidar a un hermanito que sabes que en unas horas lo devuelve a su madre, que tener uno propio, que depende exclusivamente de ti”, indicó.

Durante sus primeros cuatro meses de maternidad, se mantuvo en casa, tomó licencia por maternidad y luego vacaciones, nos contó que fue sobreprotectora, celosa con su hija y muy cuidadosa con todo.

Hoy, la hija de Eymi Silvestre ya tiene nueve meses.

“Lavaba su ropa constantemente, guardaba las prendas especiales, hay algunas que ni presto, solo he prestado dos o tres y con la condición de que me las devuelvan intactas”, gesticuló entre risas.

El amor que no se explica

Hoy su hija tiene nueve meses y a pesar de los retos, la madre primeriza dice estar enamorada de haber dado vida, “si yo hubiese sabido que ser mamá era así, me hubiese embarazado antes, es un amor que no se puede explicar, mi hija es mi regalo del cielo”.

La conexión entre ambas es tan fuerte que, incluso después de largas jornadas laborales, todo lo que desea es correr a su lado.

“Ella me ve y se me tira encima, busca la teta, dice ‘teta’ con una emoción que me derrite ya que es la única palabra que dice, ella es una niña feliz, comelona, curiosa… llena mi vida de propósito”.

Por otro lado, otra de las realidades de la maternidad es cuando la madre se ve obligada a volver a su labor luego de su licencia, Silvestre siente que ese ha sido uno de los desafíos más grandes durante su experiencia.

Hoy, la hija de Eymi Silvestre ya tiene nueve meses.

“Uno de los desafíos más grandes ha sido encontrar un lugar confiable para dejar a la niña, la estancia ha sido mi mayor dolor de cabeza, la he cambiado dos veces, en una me la cuidaban bien, pero había cosas que no me gustaban, en otra, no me dejaban ver las instalaciones mientras había niños, me sentía intranquila”.

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Actualmente, su hermana cuida a la niña, pero ella sigue soñando con una solución mejor, “ojalá aquí en el periódico hubiese un área de cuidado infantil ya que la mayoría de los trabajadores somos mujeres, no afectaría en nada lo laboral, al contrario, nos permitiría estar tranquilas”.

La maternidad lo cambió todo

Desde que es madre, Eimy ha aprendido a ver la vida con otros ojos, piensa en su hija a cada momento.

“Todo lo que hago gira en torno a ella, cuando estoy en el trabajo, me pregunto si la están cuidando bien, si comió, si durmió, nadie la va a cuidar como yo lo haría, pero quiero lo mejor”.

Incluso ha cambiado su rutina para pasar más tiempo con su hija, “hay veces que dejo el celular a un lado, me digo a mí misma, ‘ya, dedícale este tiempo a tu hija’”, para la periodista ser madre es un compromiso de cuerpo y alma.

Aunque no tiene planes inmediatos, Silvestre no descarta volver a embarazarse, de hecho, le gustaría tener otra niña, “yo le pido a Dios que me dé otra hembra, hasta guardo la ropita especial por si acaso… no estoy lista para soltar nada todavía, ser mamá ha sido lo más hermoso que me ha pasado”.

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Jannelka Santana

Jannelka Santana, periodista, locutora, community manager. Amante de los bellos atardeceres.

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