Ey, PRM… ¿y ahora qué?

Luego de la advertencia del presidente de la República, Luis Abinader, a los funcionarios del gobierno del Partido Revolucionario Moderno (PRM) que tienen aspiraciones presidenciales, vale la pena preguntarse: ¿y ahora qué?
¿Significa esto que los del PRM van a paralizar los trabajos proselitistas internos? ¿Que cada quien volverá a su oficina y, al terminar, directo a su casa a descansar?
Conociendo la intensidad con que se vive la política en este país, es poco probable que eso suceda.
Lo que se busca (aquí hago de intérprete), más bien, es que las jornadas proselitistas se mantengan hacia adentro, sin desbordamientos, sin alborotar el avispero antes de tiempo.
Que lo interno se quede dentro.
Porque la verdad es que nada ni nadie puede impedir que se hagan reuniones exploratorias, actividades con la base o que se promueva, aunque sea de forma indirecta, la imagen de un aspirante en redes sociales.
El tema aquí no es que dejen de moverse, sino que sepan hacerlo. Bajarle la tónica. No ser tan obvios. No cansar a la gente.
Y más aún, en un momento socialmente sensible, donde la mayoría de los usuarios de redes sociales se queda con un titular para formarse una idea completa.
Una imagen, una frase, un video fuera de contexto… y ya está el juicio hecho. Por eso, discreción, mesura y estrategia no son un lujo: son una necesidad.
Además, todo este proceso debe ir acompañado de una actitud madura y respetuosa. Dejar que cada quien decida a quién apoyar sin presiones ni chantajes.
No se puede descalificar ni menospreciar a quienes no coinciden con un criterio, ni mucho menos a los que ya tienen una decisión tomada. En política, el respeto es tan estratégico como el discurso.
Y si al final no logran la victoria interna que desean, les tocará demostrar grandeza: sumarse al proyecto que resulte ganador, sin resentimientos ni divisiones innecesarias. Si de verdad quieren ayudar al país desde el poder, deben entender que la unidad de su partido es más importante que el ego personal.
Y ahora un chismecito de patio entre los del PRM
También conviene recordar algo: no es verdad que alguien, por tener pocos años en el partido, carece de méritos para aspirar a una posición.
Si el partido abre las puertas a una persona —aunque su llegada sea cuestionada por algunos—, esa persona adquiere, desde el primer día, todos los derechos para postularse a cargos internos o de elección popular, sin importar el nivel. Cualquier otra cosa que diga lo contrario podría incluso, ser judicializado.