Bloomberg News.-Por generaciones, Venezuela ha reclamado formalmente la mayor parte de su diminuto vecino, Guyana.
Muchos desestimaron la causa, teniendo en cuenta la riqueza petrolífera de Venezuela, y la penuria de Guyana.
Hugo Chávez, presidente de Venezuela durante largo tiempo, incluso la abandonó, refiriéndose a los guyaneses como hermanos.
Pero en mayo, Exxon Mobil Corp. reveló que, contratado por Guyana, había hallado enormes depósitos marítimos de petróleo y gas.
El sucesor de Chávez, Nicolás Maduro, exigió detener las perforaciones dado que la zona pertenecía a Venezuela. Desestimó al presidente de Guyana considerándolo un instrumento de las Grandes Petroleras, declaró que sus comunicados eran “asquerosos” y que las acciones de Guyana eran susceptibles de “traer la guerra a nuestra frontera”.
Retiró a su embajador, y Guyana anunció el fin de un acuerdo de larga data de arroz por petróleo.
Para Guyana –que no produce petróleo y cuyos 800,000 habitantes viven en medio de calles sin pavimentar inundadas y cortes de electricidad- el hallazgo costero estimado en 700 millones de barriles promete una revolución, un paso de exportador de alimentos a operador en la energía global.
Los depósitos totales de petróleo y gas natural parecen tener un valor de US$40,000 millones, por lo menos 10 veces el producto interno bruto del país.
“Atravesamos muchas décadas de sufrimiento y esta es nuestra hora”, dijo Raphael Trotman, ministro de gestión gubernamental en una entrevista en su despacho de una calle discreta en la capital, Georgetown.
El descubrimiento es “transformador”, dijo. “Para nosotros, no hay vuelta atrás”. Los guyaneses del llano, que dependen del petróleo venezolano, están aturdidos de expectación.
Viendo una posible lotería, también están furiosos con Maduro, a quien acusan de tratar de evadir sus males económicos y políticos codiciando lo que les pertenece a ellos.
Está siendo codicioso
“Chávez nunca luchó, ¿y ahora Maduro sí?” dijo Otis Adams, de 42 años, operador de maquinaria pesada en la indigente ciudad fronteriza de Mabaruma.
“No es nadie, trata de distraer la preocupación de su pueblo de toda esa muerte y sufrimiento –sólo está siendo codicioso”.
Venezuela tiene la inflación más alta del mundo, escasez crónica de productos básicos de consumo, incluidos medicamentos y papel higiénico, y una tasa de homicidios que supera la de Irak.
En diciembre habrá elecciones parlamentarias, y la coalición socialista de Maduro podría perder su mayoría por primera vez en 16 años.
“¿Por qué tan de repente?” preguntó Charles Bees, refiriéndose al renovado reclamo sobre grandes franjas de su país. “¡Maduro está perdiendo votos!” explicó este operador cambiario de 52 años que trabaja cerca del puerto de Georgetown.
A los guyaneses quizá les parezca una mera distracción política, pero su presidente, David Granger, dice que Venezuela está causando verdaderos problemas.
“Se intimida a los inversores, se ha desbaratado el desarrollo, se han trabado proyectos”, dijo en un discurso en Washington el mes pasado.
“Es demasiado para soportar para un país con menos de un millón de habitantes”.
Guyana no frenará sus actividades de explotación, sino que seguirá adelante, dijo en una entrevista el ministro de Relaciones Exteriores de Guyana, Carl Greenidge.
El gobierno supone que pasarán entre cinco y siete años hasta la primera producción.