A principio de diciembre fue decomisado un cargamento de 266 paquetes de cocaína en un barco que procedía de Estados Unidos con rumbo a Europa.
El caso llamó poderosamente la atención porque Estados Unidos es un mercado de consumo, no un territorio de producción y de importación de este tipo de drogas.
La semana pasada fue decomisado un gigantesco cargamento de 1,200 kilos de cocaína en unos contenedores dentro de un barco que había zarpado desde Guatemala y que tenía como destino final también Europa.
Guatemala es un país puente hacia Estados Unidos que forma parte de la llamada ruta centroamericana. La droga suele llegar a Centroamérica proveniente de Colombia a través del océano Pacífico para llegar a México desde donde entra al mercado de los Estados Unidos para su distribución interna.
Esos dos cargamentos dan señales de que algo está cambiando en el modus operandi de los narcotraficantes y que están explorando los muelles y aeropuertos de la República Dominicana como parte de esa ecuación.
El narcotráfico es como una hiedra, que al cortarle una cabeza surgen otras más, por tanto las autoridades deben empezar a mirar este comportamiento no usual para atacar las nuevas modalidades que se le pueda estar ocurriendo a estas empresas criminales.
