Puerto Príncipe.–El expresidente haitiano Jean Bertrand Aristide, acusado de corrupción, tráfico de drogas y lavado de dinero fue colocado bajo arresto domiciliario, según decisión judicial anunciada ayer.
El juez Lamarre Bélizaire ordenó a la policía judicial y a la administración penitenciaria “custodiar la residencia” del expresidente, situada al norte de la capital Puerto Príncipe.
La justicia de Haití había emitido el 13 de agosto una orden de arresto contra Aristide, bajo investigación por supuestos delitos de corrupción, lavado de dinero y tráfico de drogas, después de que no compareciera ante el juez.
Unas 30 personas están siendo investigadas sobre el caso, incluyendo a familiares de Aristide y exfuncionarios de su gobierno.
Aristide, el primer líder elegido democráticamente en Haití, fue elegido presidente en dos ocasiones: en 1990 y 2000. No obstante, su primer mandato fue interrumpido entre 1991 y 1994 por un golpe de Estado, que le forzó a buscar refugio en Estados Unidos.
En 2001 volvió a ocupar la presidencia pero fue obligado a dimitir en 2004.
Tras su derrocamiento en 2004 por una insurrección armada, un organismo de la administración abrió en 2005 una investigación sobre la gestión del gobierno de Aristide, y concluyó que había desviado fondos públicos estimados en decenas de millones de dólares.
Luego de su regreso del exilio en 2011, Aristide ya declaró ante otro juez en el marco de una investigación judicial sobre el asesinato de un periodista.
Varios funcionarios de su gobierno fueron inculpados por el asesinato en 2000 del periodista Jean Dominique, abatido en la sede de radio Haití .
Tras exiliarse en Sudáfrica regresó a su país en 2011.
El excura católico es todavía popular en las zonas más pobres del país, por su fama como defensor de las clases más desfavorecidas, lo que le ganó la enemistad de la élite del país.
Haití, un país de más de 10 millones de habitantes, tiene apenas 11,000 policías. El líder haitiano goza de ciertos privilegios, ya que no será enviado a la Penitenciaría Nacional, que es la más antigua y más grande del país.
En Haití, la corrupción y un sistema de justicia que está desbordado hacen que muchos presos permanezcan detenidos sin cargos.