El PIB es la sigla del “producto interno bruto”. Este término es un “mantra” para los economistas y diseñadores de políticas públicas.
El PIB se define como el valor total de mercado de los bienes y servicios finales producidos dentro de un país en un año determinado.
Los gobiernos y los bancos centrales diseñan y orientan sus acciones para estimular el crecimiento del PIB. El crecimiento del PIB es una de las métricas más utilizadas por los economistas para decidir si la actividad económica está funcionando bien o mal.
Por ejemplo, una tasa de crecimiento “saludable” del PIB sostiene a la economía en la fase de expansión del ciclo económico durante el mayor tiempo posible, creando empleo y mejorando salarios, y viceversa.
Sin embargo, debido a la complejidad de la sociedad, hay que considerar otras métricas para tener una visión más completa de sí la economía va bien o va mal. Algunos de estas métricas son, a saber: la tasa de desempleo, la inflación, tasa de pobreza, entre otros.
Otro elemento que la gente debe saber es que, no siempre más crecimiento del PIB es mejor. Una tasa de crecimiento saludable del PIB es como una temperatura corporal, que estará en un rango normal entre 36.1°C grados a 37.2°C. Con temperaturas por encima de ese rango podrías tener una alta fiebre y por debajo, es posible que esté gravemente enfermo.
Muchos de ustedes han observado en los medios de comunicación como el Banco Central , utiliza la política monetaria para influir en la actividad económica.
El crecimiento del PIB tiende a disminuir y entrar en territorio negativo en una contracción económica. Esto puede indicar que la economía está en problemas. Si la contracción continúa durante más de dos trimestres seguidos, indica que podría estarse gestando una recesión.