Santo Domingo.-Seguridad, concentración y el seguimiento que le daba al juego de béisbol ayudaron al exlanzador Pedro Martínez a marcar una diferencia tan notable, que lo convirtieron en uno de los más grandes de todos los tiempos, aseguraron ayer Pablo Peguero, Eleodoro Arias y Mario Soto.
Peguero, quien al igual que Eleodoro evaluó a Martínez desde su primer intento por convertirse en jugador profesional con los Dodgers de Los Ángeles en 1988, recordó que Pedro siempre sobresalió por el “hambre” que demostraba para triunfar como lanzador.
“La inteligencia que Pedro tenía desde que era un novatico en Las Palmas lo hacían muy especial. Algunas veces, cuando no estaba lanzando y estaba en el dugout, y había una situación apremiante en el juego, se ponía a decir qué pitcheo haría sí fuese él quien estuviese en esa situación, algo que solo lo hacen los lanzadores especiales”, explicó Peguero, quien dijo sentirse orgulloso porque Martínez será electo hoy al Salón de la Fama de Cooperstown.
Soto: “Nunca se intimidó”
Mario, quien fue un brillante lanzador, resaltó la inteligencia de Pedro encima del monticulo. “Fue increíble la forma como Pedro aprendió a defenderse.
Siempre me encantó porque supo exigir respeto de su zona como lanzador, nunca se dejó intimidar de los bateadores”, señaló Soto, quien dijo que desde antes de terminar su carrera como jugador siempre lo consideró un inmortal.
Eleodoro: “Pedro fue único”
Elodoro, quien es reconocido por ser el principal mentor de Pedro, lo califica como un ser increíble, ya que desde su primer “tryout” derribó todos los pronósticos, ya que en 1988 era muy difícil firmar a un lanzador de baja estatura y poco peso corporal.
“Firmar a Pedro no fue una decisión fácil para los Dodgers, porque en esa época las organizaciones no firmaban pitchers tan pequeños y había otros 11 que lucieron mejor”, recordó Arias, quien resaltó que la habilidad natural de Pedro, unido a su inteligencia y su empeño por trabajar cada día para ser el mejor, lo llevaron hasta donde lo hizo en su carrera de 18 años en las Grandes Ligas.