Miami.- Varios grupos del exilio cubano de Miami (Florida) tacharon hoy de “ilógico”, “precipitado” y “penoso” el anuncio formal hecho por el Gobierno de EE.UU. de sacar a Cuba de la lista de países patrocinadores del terrorismo.
El Congreso de EE.UU. tenía 45 días para pronunciarse sobre la decisión tomada por el presidente Barack Obama de sacar a Cuba de esa lista, con la opción de presentar un proyecto de ley para tratar de revocarla, algo que no se ha producido.
Como ese plazo “ha expirado”, el secretario de Estado John Kerry, “ha tomado la decisión final de rescindir la designación de Cuba como un Estado Patrocinador del Terrorismo, que entra en vigor hoy, 29 de mayo de 2015”, indicó en un comunicado un portavoz del Departamento de Estado, Jeff Rathke.
Se trata de una decisión “muy precipitada y arbitraria”, teniendo en cuenta el incidente del buque norcoreano que fue retenido en Panamá en 2013 tras descubrirse en una inspección una carga no declarada y oculta de armamento procedente de Cuba, dijo a Efe Pedro Rodríguez, director de la Fundación por los Derechos Humanos en Cuba.
En opinión de Rodríguez, el Departamento de Estado de EE.UU. debería haber establecido un “período mayor de tiempo” y observación antes de retirar a la isla caribeña de esta lista, donde fue incluida en 1982 por su apoyo al grupo terrorista español ETA y las guerrillas latinoamericanas.
“No se sabe nada, desconocemos si Cuba ha hecho algo para salir de la lista de naciones patrocinadoras del terrorismo”, subrayó el directivo de esta organización dependiente de la Fundación Nacional Cubano Americana (FNCA).
También reprobó el Director Democrático Cubano (DDC) la salida de Cuba de esta lista, una decisión que, en palabras de su director, Orlando Gutiérrez, ignora la naturaleza de un régimen “fundamentado en el terror contra su propio pueblo y la exportación de la violencia”.
En concreto, sostuvo que Cuba continúa manteniendo “asociaciones con personas que han cometido actos terroristas en EE.UU. y otros países”.
Opinó que el Gobierno estadounidense estaba obligado, antes de proceder así, a constatar de forma fehaciente que La Habana ha roto sus vínculos con otros países patrocinadores del terrorismo y “entrega a los autores de actos terroristas a las autoridades internacionales para que sean juzgados”.
Además, Cuba debería dejar de ser un “santuario de terroristas” y cesar la “represión violenta contra su propio pueblo”, condiciones que, a juicio de Gutiérrez, la nación caribeña no cumple.
En esta misma línea abundó Antonio Díaz Sánchez, secretario general del Movimiento Cristiano de Liberación (MCL), quien consideró que lo que EE.UU. pretende es “extender un manto de santidad sobre una tiranía que ha aumentado su represión” contra la oposición interna.
“Si el hecho de que un turba entre en la casa de un opositor y le grite, golpee y amenace no se considera terrorismo, ni tampoco la represión de un pueblo”, entonces, apuntó, “pueden sacar a Cuba de la lista”, pero, a continuación, EE.UU. tendría que incluir a la isla en el listado de “países que reprimen a su pueblo”, y eso no lo ha hecho, aseveró Sánchez.
El director del Movimiento Democracia, Ramón Saúl Sánchez, mostró una posición menos crítica, pero reclamó al Gobierno cubano una clara contrapartida- su compromiso de “desvincularse totalmente de los grupos patrocinadores del terrorismo y retirar el epíteto de terrorista que utiliza contra los cubanos que discrepan de su política”.
Igual de contundente fue Pedro López, presidente del Partido Liberal Cubano (PLC), quien calificó de “penosa” la decisión de EE.UU., ya que, dijo, “nada ha cambiado en la naturaleza del régimen castrista”, que, a su juicio, sigue amparando y dando refugio a “todos los movimientos terroristas del mundo en el presente”.
Los Gobiernos de EE.UU. y Cuba anunciaron en diciembre de 2014 un acuerdo para restablecer sus relaciones después de más de 50 años de antagonismo.
El paso dado por el Departamento de Estado allana, sin duda, el camino hacia la apertura de embajadas en La Habana y Washington.