Eva y la manzana

Eva y la manzana

Eva y la manzana

Rafael Molina

Ya se sabe cómo fue que la serpiente convenció a Eva para que se comiera la manzana, en franca desobediencia a las reglas del Paraíso.

Estudios arqueológicos que acaban de ser dados a conocer revelan que, al principio, Eva no quería comer la manzana.

-Cómela –le decía la culebra-, y serás como los ángeles.

-No –respondía Eva.

-Conocerás toda la Ciencia del Bien y del Mal –insistía el Tentador.

-No.-Serás inmortal.

-No.-Te asemejarás en todo a Dios.

Desesperaba ya la serpiente, cuando se le ocurrió un último expediente. Dijo a la mujer, ofreciéndole de nuevo la manzana:
-Anda, cómela, ¡no engorda!

Y el resto de la historia ya lo conocemos todos.



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