La universidad del Estado nunca ha podido sacar la cabeza desde que empezó la competencia con las inversiones privadas en la enseñanza superior.
Primero eran las protestas de los estudiantes por razones políticas o por causas académicas politizadas desde todas las vertientes del espectro político de oposición, y con el tiempo, con el debilitamiento de las causas estudiantiles de la paralización de docencia, por la apropiación del control de la alta casa de estudios por la política oficialista y por la arrebatiña del dinero que entra, fundamentalmente desde el Presupuesto Nacional, para convertirlo en sueldos.
Lo que falta
Los grandes aportes que ha hecho la Autónoma con la formación de cuadros profesionales para el desarrollo social y económico deben ser apuntalados con un segundo nivel de grandes aportes en la investigación científica, enfocada en los intereses generales. Pero sólo se piensa en sueldos.
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